[h. 1r]Nueva
Filosofía
de la
naturaleza del hombre, no conocida ni alcanzada de los grandes filósofos
antiguos, la cual mejora la vida y salud humana
[Debajo. Escudo real xilográfico ]
Compuesta por
doñaOliva Sabuco
[Escudo real xilográfico ]
Con privilegio
En
Madrid
por
P[edro] MadrigalMDLXXXVII [1587]
[h. 1v]Sabuco
[h. 2r]Lo que contiene
esta
Nueva Filosofía
es lo siguiente:
[Un coloquio
del
conocimiento de sí mismo, en el cual se dan grandes avisos, por los cuales el
hombre entenderá su naturaleza, y sabrá las causas naturales por que vive y por que muere o
enferma, y podrá evitar la muerte temprana o violenta y podrá vivir feliz hasta llegar a la muerte
natural de la vejez, que se pasa sin dolor.
][Ítem, un breve
tratado
de la compostura del mundo como está.
][Ítem, las cosas que mejorarán este mundo y sus repúblicas. ][h. 2v][Ítem, remedios de la vera medicina, con los cuales el hombre podrá entender, regir y conservar
su salud. ][Contiene más la vera medicina y vera filosofía, oculta a los antiguos en dos diálogos. ][Ítem, dichos breves y paradojas notables y de gran fruto. ][Compuesta por
doñaOliva Sabuco de Nantes
vecina y natural de la
vecina y natural de la ciudad de
Alcaraz.
][h. 3r]Tassa
Yo,
Christóval de León,
escribano
de cámara del rey nuestro señor, de los que residen en el su consejo, doy fe que habiéndose visto por los señores de él un libro titulado
Nueva filosofía, compuesto por
doñaOliva Sabuco, que con su licencia
la susodicha
hizo imprimir,
la susodicha hizo imprimir, tasaron
cada pliego de los del dicho libro en papel a tres maravedís. Y mandaron que antes que se vendan se imprima en la primera hoja de cada uno de ellos este testimonio de tasa. Y porque de ello conste, de mandamiento de los
[h. 3v]
dichos señores y de pedimiento de la parte de la dicha doña
Oliva, di esta fe, que es hecha en la
villa de Madrid, a
doce días de mes de febrero de mil quinientos ochenta y siete años.
Christóval de León
[h, 4r]El
rey
Por cuanto por parte de vos,
Oliva Sabuco de Nantes, vecina de la
ciudad de
Alcaraz, nos fue hecha relación diciendo que vos habíais compuesto un libro titulado
Nueva Filosofía, medicina y vera filosofía, en lo cual habíais puesto mucho trabajo, y nos pedistes y suplicastes os mandásemos conceder privilegio por todos los días de vuestra vida y que ninguna persona le pudiese imprimir sin vuestra licencia o como la nuestra merced fuese. Sobre lo cual, visto por los del
nuestro consejo
y como por su mandado, se hizo en el dicho libro las diligencias que la pragmática por nos últimamente hecha sobre la impresión de los dichos li-
[h. 4v]
bros dispone, fue acordado que debíamos de mandar dar esta nuestra cédula en la dicha razón y yo túvelo por bien, por la cual vos damos licencia y facultad para que, por tiempo de diez años primeros siguientes que corren y se cuentan desde el día de la data de ella, podáis imprimir y vender dicho libro que de suso se hace mención por el original que en el nuestro consejo se vio, que van rubricadas las hojas y firmado al fin del de
Christóval de León, nuestro
escribano
de cámara de los que residen en el nuestro consejo, y con que antes que se venda lo traigáis ante ellos juntamente con el dicho original, para que se vea si la dicha impresión está conforme a él, o traigáis fe en pública forma en cómo por corrector nombrado por nuestro mandado se vio y corrigió la dicha impresión por el dicho original, y quedan asimismo impresas las erratas por él apuntadas para
[h. 5r]
cada un libro de los que así fueren impresos y se os tase el precio que por cada volumen habéis de llevar. Y mandamos que durante el dicho tiempo persona alguna sin vuestra licencia no le puedan imprimir, so pena que el que lo imprimiere o vendiere haya perdido y pierda todos sus libros, moldes y aparejos que de él tuviere y vendiere en estos nuestros reinos y más incurran en pena de cincuenta mil maravedís por cada vez que lo contrario hicieren. La cual dicha pena sea la tercia parte para nuestra cámara y otra tercia parte para el denunciador y la otra tercia parte para el juez que lo sentenciare. Y mandamos a los de nuestro consejo, presidente y oidores de las nuestras audiencias, alcaldes, alguaciles de la nuestra casa, corte y cancillerías, y a todos los corregidores, asistente, gobernadores, alcaldes mayores y ordinarios, y otros jueces y justicias cualesquier de todas las
[h. 5v]
ciudades, villas y lugares de los nuestros reinos y señoríos, así a los que ahora son como los que serán de aquí adelante, que guarden y cumplan esta nuestra cédula y merced que así vos hacemos. Y contra el tenor y forma de ella ni de lo en ella contenido no vayan ni pasen ni consientan ir ni pasar en manera alguna, so pena de la nuestra merced y de diez mil maravedís para nuestra cámara. Hecha en
San Lorenço
a
veintitrés días del mes de julio, de mil quinientos ochenta y seis años.
Yo, el
Rey
Por mandado de su Majestad
Juan Vázquez
[h. 6r]Al
lector
Cosa injusta es y contra razón, prudente
lector
, juzgar de una cosa sin verla ni entenderla. Equidad y justicia hacía aquel filósofo que cuando oía alguna diferencia, tapaba la una oreja y la guardaba para oír la otra parte. Pues esta es la merced que aquí te pido: que
no juzgues de este libro hasta que hayas visto y entendido
su justicia, pasándolo y percibiéndolo todo; entonces pido tu parecer y no antes. Y suplico a los
sabios médicos
esperen con prudencia al tiempo, experiencia y suceso que declaran a vista de ojos la verdad. Bien conozco que por haberse dejado los antiguos intacta y olvidada esta filosofía, y por haberse quedado la verdad tan a trasmano, parece ahora novedad o desatino, siendo como es la verdadera mejor y de más fruto para el hombre. Pero si consideras lo poco que el entendimiento humano sabe en comparación de lo que mucho que ignora, y que el tiempo inventor de las cosas va descubriendo cada día
más en todas las artes y en todo género de saber, no darás lugar, benigno
lector
, a que la injusta envidia, emulación o interés
prive al mundo de poderse mejorar
en el saber que más importa y más utilidad y fruto puede dar al hombre.
Vale.
[h. 6v]Sonetos
en alabanza del autor y de la obra, compuestos por
el
licenciado
Juan de Sotomayor,
vecino de la ciudad de
Alcaraz
Oliva
de
virtud
y de
belleza
con ingenio y saber hermoseada,
Oliva
do la ciencia está cifrada
con gracia de la suma eterna alteza.
Oliva
de los pies a la cabeza
de mil divinos dones adornada,
Oliva
para siempre eternizada
has dejado tu fama y tu grandeza.
La oliva en la ceniza convertida
y puesta en la cabeza nos predica
que de ceniza somos y seremos.
Mas otra
Oliva
bella, esclarecida,
en su libro nos muestra y significa
secretos que los hombres no sabemos.
[h. 7r]Segundo soneto
Los antiguos filósofos buscaron
y con mucho cuidado han inquirido
los sabios que después de ellos ha habido
la ciencia, y con estudio la hallaron.
Y cuando ya muy doctos se miraron
conocerse a sí propios han querido,
mas fue trabajo vano y muy perdido
que de este enigma el fin nunca alcanzaron.
Pero pues ya esta
Olivagenerosa
da luz y claridad y fin perfecto
con este
nuevo fruto y grave historia.
Tan alto que natura está envidiosa
en ver ya descubierto su secreto,
razón será
lo tengas en memoria
.
[h. 7v]Erratas
[... ][h. 8r]En
Madrida diez y nueve de enero, del mil y quinientos y ochenta y siete años
Juan Vázquez de Mármol
[h. 9r]Va dedicada esta
Nueva Filosofía
al
rey
don Felipe
nuestro señor,segundo deste nombre.
Tempore regis sapientis virtus, non coeca fortuna dominatur
[f. 1r]Carta
dedicatoria al
rey,nuestro señor
Una humilde sierva y vasalla , hincadas las rodillas en ausencia, pues no puede en presencia, osa hablar. Diome esta osadía y atrevimiento aquella ley antigua de alta caballería, a la cual los grandes señores y caballeros de alta prosapia, de su libre y espontánea voluntad se quisieron atar y obligar, que fue favorecer siempre a las mujeres en sus aventuras.
[f. 1v]
Diome también atrevimiento aquella ley natural de la generosa magnanimidad, que siempre favorece a los flacos y humildes como destruye a los soberbios. La magnanimidad natural y no aprendida del león (rey y señor de los animales) usa de clemencia con los niños y con las flacas mujeres, especial
[mente]
si postrada por tierra tiene osadía y esfuerzo para hablar, como tuvo
aquella cautiva
de
Getulia, huyendo del cautiverio por una montaña donde había muchos leones, los cuales todos usaron con ella de clemencia y favor por ser mujer y por aquellas palabras que osó decir con gran humildad .
aa Plinio, libro 3, cap. 16.
Pues así yo, con este
atrevimiento y osadía , oso ofrecer y dedicar este mi libro a vuestra cesárea majestad y pedir el favor del gran león rey y señor de los hombres, y pedir el amparo y sombra de las aquilinas alas
[f. 2r]
de
vuestra cesárea majestad
debajo de las cuales pongo este mi hijo que he engendrado. Y reciba vuestra majestad este servicio
de una mujer , que pienso
es mayor en calidad
que cuantos han hecho los hombres, vasallos o señores que han deseado servir a vuestra majestad. Y aunque la cesárea y católica majestad tenga dedicados muchos libros de hombres, a lo menos de mujeres, pocos y raros, y ninguno de esta materia. Tan extraño y nuevo es el libro cuanto es el autor.
Trata del conocimiento
de sí mismo y da doctrina para conocerse y entenderse el hombre a sí mismo y a su naturaleza, y para saber las causas naturales porque vive y porque muere o enferma. Tiene muchos y grandes avisos para librarse de la muerte violenta.
Mejora el mundo en muchas cosas
a las cuales si V. M. no puede dar orden, ocupado en otros negocios, por ven-
[f. 2v]
tura los venideros lo harán, de todo lo cual se siguen grandes bienes. Este libro faltaba en el mundo, así como otros muchos sobran. Todo este libro faltó a
Galeno, a
Platón
y a
Hipócrates
en sus
tratados de natura humana, y a
Aristóteles, cuando trató de ánima y de vita y morte. Faltó también a los naturales como
Plinio,
Eliano
y los demás, cuando trataron
de homine. Esta era la filosofía necesaria y la mejor y la demás fruto para el hombre, y esta toda se dejaron intacta los grandes filósofos antiguos. Esta compete especialmente a
los reyes y grandes señores
porque en su salud, voluntad y conceptos, aspectos y mudanzas va más que en las de todos. Esta compete a los reyes, porque conociendo y entendiendo la naturaleza y propiedades de los hombres,
sabrán mejor regirlos y gobernar
su
[f. 3r]
mundo así como el buen pastor rige y gobierna mejor su ganado cuando le conoce su naturaleza y propiedades. De este
coloquio del conocimiento de sí mismo y naturaleza del hombre
resultó el diálogo de la vera medicina que allí se vino nacida, no acordándome yo de medicina porque
nunca la estudié, pero resulta muy clara y, evidentemente, como resulta la luz del sol, estar errada la medicina antigua que se lee y estudia en sus fundamentos principales, por no haber entendido ni alcanzado los filósofos antiguos y médicos su naturaleza propia, donde se funda y tiene su origen la medicina. De lo cual no solamente los sabios y cristianos médicos pueden ser jueces, pero aun también los de alto juicio de otras facultades y
cualquier hombre hábil y de buen juicio
, leyendo o pasando todo el libro, de lo
[f. 3v]
cual no solamente sacará grandes bienes en conocerse a sí mismo y entender su naturaleza y afectos y mudanzas, y saber por qué vive o por qué muere o enferma, y otros grandes avisos para cuitar la muerte violenta, y cómo podrá vivir felice en este mundo, pero aun también entenderá la medicina clara, cierta y verdadera, y no andará a ciegas con ojos y pies ajenos ni será curado del médico como el jumento del albeitar, que ni ve ni oye ni entiende lo que le curan, ni sabe por qué ni para qué. Pero especialmente los médicos de buen juicio, cristianos, libres de interés y magnánimos que estimen más el bien público que el suyo particular, luego verán de lejos relucir las verdades de esta
Filosofía, como relucen en las tinieblas los animalejos lucientes en la tierra y las estrellas en el cielo. Y el que no entendiere
[f. 4r]
ni comprendiere, déjela para los otros y para los venideros o crea a la experiencia y no a ella, pues mi petición es justa, que se pruebe esta mi secta un año, pues han probado
la medicina de
Hipócrates
y
Galeno
dos mil años y en ella han hallado tan poco efecto y fines tan inciertos como se ve claro cada día y se vido en el gran catarro, tabardete, viruelas, y en pestes pasadas y otras muchas enfermedades, donde no tiene efecto alguno, pues de mil no vi en tres, todo el curso de la vida hasta la muerte natural, y todos los demás mueren muerte violenta de enfermedad, sin aprovechar nada su medicina antigua. Y si alguno, por haber dado avisos de algunos puntos de esta materia en tiempo pasado, ha escrito o escribe, usurpando estas verdades de mi invención, suplico a
vuestra cesárea majestad
[f. 4v]
mande las deje, porque no mueva a risa, como la corneja vestida de plumas ajenas. Y no se contente vuestra majestad con oírlo una vez, sino dos y tres, que cierto él dará contento y
alegría y gran premio y fruto. Tuve por bien de no enfadar con
la ostentación
de muchas alegaciones ni refutaciones, porque estas impiden el entendimiento y estorban el gusto de la materia que se está hablando. Cuán extraño, más alto, mejor y de más fruto es este libro que otros muchos, tan extrañas, mejores y extraordinarias mercedes espera esta
humilde sierva de vuestra majestad , cuyas reales manos besa, y en todo próspero suceso, salud, gracia y eterna gloria le desea.
Catholicae tuae Maiestatis ancilla ,
Oliva de Nantes Sabuco Barrera
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