Tratado llamado camino de perfección, que escrivió para sus monjas la madre Teresa de Jesús fundadora de los monasterios de Carmelitas descalças
[[Grabado religioso] ]
Con licencia y privilegio. En Valencia, en casa de la viuda de Pedro de Huete, a la plaza de la Yerba, año 1587. A costa de Balthasar Simón, mercader de libros, junto al Estudio General.Don Phelip per la gracia de Deu rey de Castella, de Aragó, de Leo, de les dos Sicilies, de Hierusalem, de Portugal, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, &c E per sa magestat
Don Francisco de MoncadaConte de Aytona y de Osona, vizconte de Cabrera y de Bas, gran senescal de Arago, Lloctinent y capita generalen lo present regne de Valencia. Per quant Balthasar Simó, lliber de la present ciudat nos ha humilment suplicat fos de nostra merce donar e concecdir llicencia y facultat pera que per lo temps a nos ben vist puga fer imprimir ell tansolament un llibre intitulat Camino de perfección, compost per la mareTeresa de Iesus, fundadora dels monestirs de carmelitas descalças. E nos attes que la obra es útil y profitosa y que pera dit efecte te llicencia del ordinari, ho havem tengut per be en la manera infra escrita. Per ço per tenor de les presents expresament y de certa sciencia, delliberadament y consulta per la real autoritat de que usam, donam, concedim y otorgam llicencia, permis e facultat al dit Balthasar Simo pero que ell y la persona que son poder tindra y no altra alguna per temps [h. 3v] de deu anys del dia de la data de la present nostra real llicencia en avant contadors, puxa imprimir e o fer imprimir lo dit llibre y cendre aquell publicament en la present ciutat y regne de valencia, per tot lo temps dels dits deu anys, sens encorriment de pena alguna, sots pena que si algú dins lo dit temps intentara de fer lo contrari, encorrega en pena de perdicio dels tals llibres e de cent florins de or de Arago, als reals cofrens applicadors y dels bens dels contrafaents irremisiblemente exigidors. Dien per ço y manam a universes y sengles oficials e subdits de la prefata real magestat dins lo present regne constituyts y constituydors, al cual o als cual les presents pervendram y en cualsevol manera serán presentades que la present nostra e real llicencia guarden y observen, guardar y observar fasen inviolablement si la gracua de sa magestat tenem chara y en pena de cinccents florins de or de Arago als real cofrens aplicadors, segons de sus es dit, desejen no encorrer. Dat en lo real palacio de Valencia a xv diez del mes de setembre, any de la nativitat de nostre señor Deu Iesu christ MDLXXXVI [1586].A la ilustrísima y excelentísima señora doña Lucrecia Gralla y de Moncada, condesa de Aytona y de Osona, vizcondesa de Bas, virreina de la ciudad y reino de Valencia, etc., mi señora. Balthasar Simón, desea salud.
He tenido a muy buena dicha que llegase a mis manos este libro, cuyo título es Camino de perfección, que compuso la madresororTeresa de Jesús, mujer de tan buen espíritu que se sirvió nuestro Señor de ella para plantar los jardines espirituales de las religiosas descalzas carmelitas que hoy florecen en el mundo. Y pareciome ponerle ante los ojos de todas las personas que tratan de la vida espiritual, para que así alcanzase el fin con que se escribió, que fue el aprovechamiento de personas religiosas, y se perpetuase la memoria de quien le compuso, que no es razón sepultarla en el olvido, habiendo ella con sus maravillosos ejemplos hecho olvidar a muchos del mundo y de sí mismos por acordarse de Dios. Y porque los principales ejerci- [h. 4v] cios de vuestra excelencia son darse a nuestro Señor con tan extremado punto que, sin hacer falta a las obligaciones de su casa y estado, da admirable ejemplo de recogimiento y oración a toda esta corona, concertando de esta manera los ejercicios de vida activa y contemplativa y enseñando a pelear con una y con otra mano, como lo hacía el capitán Ayoth, que de ambas era muy diestro. Creo que ayudará mucho la lección de este libro a tan altos pensamientos. Y así él mismo servirá la merced que vuestra excelencia le hará recibiéndole en su protección, con la cual osará salir al teatro del mundo sin temor de las lenguas atrevidas, que a nadie perdonan. Lo que en este libro hay mío, que es el trabajo de hacerle imprimir, de muy buena gana lo ofrezco a vuestra excelencia, para que por este medio me conozca por su criado, que con tan honroso título cobraré yo ánimo para emprender cosas mayores del servicio de vuestra excelencia, cuya ilustrísima y excelentísima persona y estado prospere nuestro Señor por muy largos y dichosos años. De Valencia a 21 de diciembre 1586.Theotonio de Barganza indigno arzobispo de Évora en Portugal, a las muy religiosas y devotas madres de los monasterios de la primera regla de Nuestra Señora del Carmen en Jesucristo Nuestro Señor.
Entre las mercedes que de nuestro Señor tengo recibidas, no es la menor haberme dado familiar conocimiento de la muy reverenda madreTeresa de Jesús, que es en gloria, porque en ella vi resplandecer los dones de nuestro Señor y de su divina gracia. De lo cual dan testimonio los monasterios de religiosas que ella fundó y redujo a la primera regla de Nuestra Señora del Carmen sin alguna mitigación, con tanta observancia y recogimiento, y con tanta aspereza y ejercicio de oración y trabajo de manos, cuanto nuestra flaca humanidad lo pue- [h. 5v] de sufrir, ofreciéndose ella por ejemplo vivo de esta manera de vida y fiando de nuestro Señor que él daría a sus siervas fuerzas espirituales y corporales para perseverar en ella. Y como era tan grande la caridad y fervor de esta madre y el deseo de la pureza y santidad de sus espirituales hijas, no se contentó con el ejemplo y doctrina que en vida les dio, sino quiso también que después de su muerte quedasen vivas sus palabras, para que en todo tiempo hiciesen el oficio que ella en vida hacía. Y como persona que tanta lumbre tenía de nuestro Señor y tanta experiencia de las cosas de la religión, escribió los apuntamientos y documentos que van en este libro, para que la tristeza que las madres podrían haber sentido con la ausencia de su cuerpo se soldase con la presencia de su espíritu que en estas letras muertas está vivo. Y esta es una de las consolaciones con que sus espirituales hijas han de mitigar el dolor de su partida. Y otra es tener por cierto que allá donde está no ha de desamparar lo que tanto amó, pues la caridad no es menor, sino mayor en el cielo que en la tierra.Protestación. Comienza el tratado llamado Camino de perfección.
En todo lo que en él diré me sujeto a lo que tiene la madre santa Iglesia Romana. Y si alguna cosa fuere contraria a esto, será por no lo entender. Y así a los letrados que han de ver pido, por amor de nuestro Señor, que muy particularmente lo miren y enmienden si alguna falta en esto hubiere y otras muchas que terná en otras cosas. Si algo hubiere bueno, sea para honra y gloria de Dios y servicio de su sacratísima madre, patrona y señora nuestra, cuyo hábito yo tengo, aunque harto indigna de él.Prólogo
Sabiendo las hermanas de este Monasterio de San José, cómo tenía licencia del padre maestro frayDomingo Yváñez, catedrático en Salamanca, de la orden del glorioso Santo Domingo, que al presente es mi confesor, para escribir algunas cosas de oración en que pareció que podría atinar por haber tratado con muchas espirituales y santas personas, hanme tanto importunado les diga algo de ella, que me he determinado a obedecerlas, viendo que el amor grande que me tienen puede hacer más acepto lo imperfecto y por mal estilo que yo les dijere, lo cual está en algunos libros muy bien escrito de quien bien lo sabía. Y confío en sus oraciones, que podrá ser que el Señor se sirva en que acierte a decir algo de lo que conviene al modo de vivir que se lleva en esta casa. Y si fuere mal acertado, los letrados que lo han de ver primero lo romperán y no habré yo [h. 10r] perdido nada en obedecer a estas siervas de Dios. Y verán lo que tengo de mío cuando su Majestad no me ayuda. Pienso poner algunos remedios para algunas tentaciones menudas que pone el demonio, que por serlo tanto por ventura no hacen caso de ellas, y otras cosas como el Señor me diere a entender y se me fuere acordando. El Señor ponga en todo lo que yo hiciere su mano para que vaya conforme a su santa voluntad, pues son estos mis deseos siempre, aunque las obras, tan faltas como yo soy. Espero en Dios que no faltará el amor y deseo en mí para ayudar lo que pudiere a que las almas de mis hermanas vayan muy adelante en el servicio del Señor. Este amor, junto con los años y experiencia que tengo, podrá ser que aproveche para atinar en cosas menudas más que los letrados, que por tener otras ocupaciones más importantes y ser varones fuertes no hacen tanto caso de aquellas cosas que de sí no pa- [h. 10v] recen nada. Y cosa tan flaca como somos las mujeres, todo nos puede dañar, porque las sutilezas de los demonios son muchas para las que están muy encerradas, porque ven que han menester armas nuevas para dañar; y yo como ruin heme sabido mal defender y así querría que escarmentasen en mí. No diré cosa de que no tenga experiencia en mí o en otros. Pocos días ha me mandaron que escribiese cierta relación de mi vida, adonde también traté algunas cosas de oración. Podrá ser que no quiera mi confesor que las veáis y por eso pondré aquí algo de lo que allí va dicho y otras cosas que también me parecerán necesarias. El Señor lo ponga por su mano, como le he suplicado, y lo ordene para su gloria. Amén.[[f. 1r] falta en el ejemplar utilizado ]