Madrid, Biblioteca Nacional de España, 3/7258.
[h. 1r]Vida
de la venerable madre Isabel de Jesús, recoleta agustina en el
convento de san Juan Bautista
de la villa de Arenas.
Dictada
por ella misma y
añadido
lo que faltó de su dichosa muerte.
En tres libros
dividida.
Dedicada al santísimo
Cristo de la Victoria, titular del convento de recoletas de nuestro padre san Agustín, sito en la
villa de la Serradilla, diócesis de la ciudad de
Plasencia.
El padre
fray
Francisco Ignacio
,
predicador
de la orden de nuestro padre san Agustín y su
confesor.
Con privilegio en
Madrid. Por
Francisco Sanz, en la imprenta del reino,
año 1672.
A costa de
Gabriel de León,
mercader
de libros. Véndese en su casa en la
Puerta del Sol.
[h. 2r]Al santísimo
Cristo de la Victoria
de la
Serradilla
Por de vida busca la obra al dueño, a quien se consagra, y por necesitar de la protección y amparo de la grandeza, a quien se dedica. Por ambos títulos no reconoce otro señor a quien dedicarse la vida de la venerable
madre
Isabel de Jesús
que a vuestra divina majestad, soberano
Cristo de la Victoria, pues siendo el segundo título feliz y de todas maneras inevitable, el primer título de deuda es tan multiplicado que no se hallará guarismo que pueda numerarle todos los favores, mercedes y misericordias soberanas que refiere la sierva de Dios haber recibido de vuestra divina largueza, las cuales debemos juzgar con devota fe humana. Se las
habéis comunicado
por esta tan milagrosa efigie, pues la ensalzasteis tanto para fomentar la fundación de este
convento de religiosas recoletas de la orden de nuestro padre san Agustín, empleadas con especialidad en el culto de vuestra devotísima imagen de la Victoria en la
villa de Serradilla, que fue esta venerable madre la primera, que por
conocimiento infuso , profetizó la dicha fundación y que había de ser la primera fundadora una sobrina suya, como lo
[h. 2v]
fue, a quien crió desde edad de 16 años en su misma religión, y a quien asistida (a lo que piadosamente se puede y debe juzgar) de soberano y divino instinto declaró por heredera de su espíritu, cumpliendo con su obligación. También os dignasteis, señor, de ser su inmediato maestro espiritual, y juntamente la asististeis, para que gloriosamente consiguiese continuadas victorias del demonio y mundo, haciendo ostentación de vuestro infinito poder en un instrumento tan flaco como una
pobre pastora
que
no sabía leer
ni escribir, y lega en el
estado religioso
, que consiguió y alcanzó también con muy repetidas contradicciones. Vos, señor, asimismo, la hicisteis cargo en juicio severo, porque ocultaba las misericordias grandes que la habíades comunicado, condenándola al riguroso castigo de que un demonio la atormentase con crueldad; y de esto la libró la intercesión de vuestra santísima madre la virgen María, saliendo por fiadora de su enmienda la imagen milagrosa de la virgen del Pilar de la
villa de Arenas, sita en el
convento de religiosos de nuestro padre san Agustín, extramuros de dicha villa. Con que
escribir
esta sierva vuestra su vida, fue precepto con amenaza de vuestra majestad divina. De donde se
colige el gran fruto
que promete su vida, franqueada a la luz común para
todos estados, pues la
constituisteis madre
uni-
[h. 3r]
versal, para que os rogase por todos. Lógrese, señor, tan general fruto por vuestra santísima muerte y pasión. Acrecentaráse esta victoria a las innumerables que en vuestra milagrosísima imagen afianzáis, señor, cada día, que vivís con el padre eterno y Espíritu Santo por los siglos de los siglos, amén.
A los pies de la imagen del
santo Cristo de la Victoria
ofrece este libro su más humilde siervo,
Fray
Francisco Ignacio.
[h. 3v]Aprobación del
padre fray
Iuan [Juan] de la Torre
, de la orden de nuestro Padre san Agustín,
examinador sinodal
del arzobispado de
Toledo.
Por
mandado
de nuestro muy reverendo
padre maestro fray
Francisco de Paredes
,
provincial
de esta provincia de
Castilla
de la orden de nuestro padre san Agustín, he visto este
libro de la vida
de la venerable
madre
Isabel de Jesús
, religiosa recoleta de dicha orden en el
convento de san Juan Bautista
de la
villa de Arenas,
dictada
por ella misma de
orden
de sus confesores y preladas, y no he hallado en él materia alguna que contradiga a la verdadera fe y loables costumbres. Antes, muy ventajosas noticias para
alabar
mucho a nuestro Señor y engrandecer su misericordia en manifestarse a sus criaturas, y la ansia que tiene de comunicárseles, si no se impiden o estorban, y con especialidad a los más
sencillos. Y grandes alientos para
emplearse
las almas devotas en continua oración y mortificaciones, por las cuales llegó esta
maravillosa mujer
a tan familiar trato con su divina Majestad. Prométome, entre tantos libros de personas señaladas en virtud, que éste ha de hacer muy sobresaliente fruto, pues por tan relevante logro
la apremió Dios
más que a otra alguna, para que no escondiese los talentos que la había librado. Y así juzgo que no solo merece la licencia que pide el
padre predicador fray
Francisco Ignacio
, que fue su
confesor, sino aun ejecutar para que se le alargue el útil común y la voluntad de Dios tan manifestada, como piadosamente creemos, en la revelación que la dicha venerable
madre
Isabel
refiere. Este es mi parecer.
Salvo melioti, etc. en este
convento real de San Felipe
de
Madrid, en
27 de noviembre de 1669.
Fray
Iuan [Juan] de la Torre.
[h. 4r]Licencia de la orden
El
maestro fray
Francisco de Paredes
,
provincial
de esta provincia de la observancia de la orden de los ermitaños de nuestro padre san Agustín, etc. Habiéndose visto la aprobación supra escrita, doy licencia al
padre predicador fray
Francisco Ignacio
, religioso de dicha orden, para que habiendo cumplido con las leyes de estos reinos y decretos del santo concilio tridentino, que tratan de la impresión de los libros, puedaimprimir este libro que se intitula,
Vida de la venerable
madre
Isabel de Jesús
,
religiosa recoleta
del
convento de San Juan Bautista de la villa de Arenas,
dictada
por su mano. Dada en este nuestro
convento de San Felipe el real
de
Madrid, y refrendada de nuestro secretario, en
veinte y ocho días del mes de noviembre de mil seiscientos sesenta y nueve años.
Valet sic
Fray
Francisco Paredes,
provincial.
Por mandado de nuestro
padre provincial fray
Nicolás de Rivilla
.
Secretario.
[h. 4v]Aprobación del reverendísimo
padre maestro fray
Pedro de Salaçar
,
general
de la orden de Nuestra Señora de la Merced, redención de cautivos,
predicador
de su majestad.
De comisión del señor don
Francisco Forteça,
vicario
de esta
villa de
Madrid
y su partido, he visto este libro de la maravillosa
vida
de la sierva de Dios
Isabel de Jesús,
recoleta
de la orden de nuestro padre san Agustín,
dictada
por ella misma con mandatos continuados de sus confesores, y no hallo en él cosa alguna en que se aparte de nuestra santa fe católica y doctrina de los santos. Antes bien he reconocido en sus
palabras sencillas
rarísimas doctrinas para las almas que frecuentan el trato con Dios por medio de la oración, y un fuego oculto en sus razones que se entraña en el alma. Soy de parecer que se le puede dar la licencia que pide el
padre fray
Francisco Ignacio
, su
confesor, animándole mucho, para que sin dilación alguna le de a la estampa por el gran fruto que se puede esperar en los fieles. Este es mi sentir.
Salvo, etc. En este mi
convento de Nuestra Señora de la Merced
de
Madrid, en
22 días del mes de diciembre de 1669 años.
Fray
Pedro de Salaçar.
[h. 5r]Licencia del ordinario
Nos, el
doctor
don Francisco Forteza
,
abad
de
San Vicente,
dignidad
de la
santa iglesia de
Toledo
y
vicario
de esta
villa de
Madrid
y su partido, por el eminentísimo señor don
Pascual de Aragón, cardenal y arzobispo de Toledo, mi señor, etc. Por la presente, y por lo que a nos toca, damos licencia para que se pueda imprimir el libro intitulado
Vida de la Venerable
Madre
Isabel de Jesús
,
religiosa recoleta agustina
,
dictada
por ella misma y dada a la
estampa
por el
padre predicador fray
Francisco Ignacio
, su
confesor, de la misma orden. Por cuanto no consta no tener cosa contra nuestra santa fe católica y buenas costumbres. Dada en
Madrid
a
ocho días del mes de enero de mil y seiscientos y setenta años.
Doctor
don Francisco Forteza.
Por su mandado,
Pedro Palacios,
notario
[h. 5v]Aprobación del reverendísimo
padre maestro fray
Francisco de Zuazo
, de la orden de Nuestra Señora del Carmen, de antigua y regular observancia.
Lector de teología
y
regente
de los estudios del
convento de
Alcalá.
Prior
de
Toledo.
Definidor mayor
de la provincia de
Castilla
y
examinador sinodal
del
arzobispado de
Toledo.
Por mandado del
supremo consejo real de Castilla, he leído con diligencia el
libro de la vida
prodigiosa de la
madre
Isabel de Jesús
,
religiosa recoleta
del orden del gran patriarca san Agustín,
dictado
por ella misma a fuerza de preceptos de sus preladas y confesores. Y no hallo en él cosa que no sea conforme a nuestra santa fe católica, doctrinas de santos y loables costumbres, cuyo común modo de hablar
llano, puro, grave, propio y apacible, cual convenía a las materias que trata tan sublimes y delicadas, manifiesta mucha doctrina de grande
edificación y aviso
para
personas
que tratan de aprovechar en la vida espiritual, que tendrán en él quien las anime y encienda al amor del sumo bien, viendo cuán amoroso es para con sus criaturas, que quien se desnuda de todo, le halla los regalos que hace a las almas, la diferencia de gustos que les da, la manera como los apura y afina. Por lo cual, juzgo que el
padre predicador fray
Francisco Ignacio
, su
confesor, merece la licencia que pide de dar a la imprenta este libro, que
dividió
con claridad en capítulos, acomodándose a la diferencia de tiempos y vida de dicha sierva de Dios (que cada capítulo que llega a los ojos hace arquear las cejas elevadas de admiración). Y de que salga a la luz, resultará gloria a Dios y grande utilidad en los fieles que le leyeren, pues como en sus éticas dijo el filósofo
Aristóteles, Libro 6:
Ethicorum accipere virtutes virtuosorum beatisima est vita, así lo siento.
Salvo Semper, etc. En el
Carmen de
Madrid, a
26 de enero de 1670.
Fray
Francisco de Zuazo.
[h. 6r]Fe de erratas
[h. 6v]Suma del privilegio
Tiene privilegio el
padre fray
Francisco Ignacio
,
predicador
de la orden de nuestro padre san Agustín, por término de diez años para
imprimir
este libro intitulado
Vida de la venerable
madre
Isabel de Jesús
, como más largamente consta de su original, despachado por don
Francisco Carrillo,
secretario de cámara
de su majestad, su fecha en
12 de noviembre de 1671.
Suma de la tasa
Tasaron los señores del consejo este libro, intitulado
Vida de la venerable adre Isabel de Jesús, a
seis maravedís
cada pliego, como más largamente consta de su original, despachado en el oficio de
Miguel Fernández de Noriega, en
19 de junio de 1672.
[h. 7r]Prólogo al devoto
lector
Siendo la pretensión de la lectura de este libro, devoto
lector
,
encender tu corazón
en fogosa llama del amor divino, con toda seguridad me prometo tan milagrosos efectos en tu alma que quede premiado mi trabajo, coronando mi buena voluntad con el logro de que goces fervorosos actos del amor de Dios, que es tan padre que le bastan nuestros deseos para llenarnos de su divina gracia.
El ejemplar que te propongo de la
vida
de la venerable
madre
Isabel de Jesús
te admirará como prodigioso, pero si le atiendes como dádiva de tan gran padre como Dios, cesará tu admiración por dar alcance con la gracia a los recibos con que te convida el Señor, si le amares como su sierva de Dios,
Isabel de Jesús, de cuya vida prodigiosa te daré breve noticia para que entres en su lectura con ansioso anhelo de aprovecharte con su ejemplo.
Llamó Dios a su sierva desde la
edad de niña,
pastorcita , para que le amase como muy grande, porque en el amar a Dios, aunque siempre somos niños, si le amamos, somos grandes. Los trabajos con que el Señor la dispuso, padeciendo necesidades ocasionadas de un desigual
casamiento
en edades, llevó con paciencia; la censura, con la persecución de los suyos. Valiente se mostró en desechar los embarazos que a su flaqueza se ofrecían para seguir la virtud. De
mujer fuerte y prudente
dio muestras en desviar los descaminados tropiezos que se le opusieron para llegar al estado religioso con repetidas repugnancias. Sufrida en la congoja con que pasó catorce años, sujetándola Dios a un confesor que no conoció su espíritu, en tiempo que el Señor la mortificaba mandándola que no ocultase ninguna de las mercedes que la hacía. Sabiendo que el confesor las había de atribuir a engaños del espíritu maligno, en esta fuerte tolerancia de afanes conocerás su fortaleza, merecedora por la gracia de Dios de los favores con que el Señor la coronó.
[h. 7v]
Prodigiosas revelaciones, admirables profecías, penetrar los interiores, frecuentes apariciones de Cristo señor nuestro y de su santísima madre, del patriarca
san Ioseph [José],
san Juan evangelista, nuestro padre
san Agustín,
san Pedro de
Alcántara
y otros muchos santos, regalos todos que demuestran el entrañable cariño con que el Señor trataba a esta su sierva, la cual, asida al seguro de su profunda humildad, repugnaba comunicar aun a su confesor las grandes misericordias con que el Señor la favorecía. Y llegó a tal extremo la desconfianza en que la había puesto el conocimiento de la pequeñez de criatura indigna (a su entender) de los favores de su creador, que
mandándola el Señor
que escribiese las misericordias que usaba con su sierva, temió con tal rendimiento la ejecución de este mandato que la hizo cargo el Señor que escondía los talentos que de gracia la daba, como lo refiere la venerable madre en el primer capítulo del libro primero.
Tres veces, aunque con repugnancia de su profunda humildad,
dictó
(porque
no supo leer
ni escribir) las misericordias que Dios le había comunicado, compelida de soberanos impulsos y obligada de la
obediencia
de su prelada y confesores. El ilustrísimo señor don
Juan Vélez y Valdivieso
dio sus veces con toda su autoridad al padre maestro
Luis de Velliça , de la compañía de Jesús, para que obrase lo que juzgase ser más conveniente para el bien de las almas. Y llegando a la
villa de Arenas
con la misión, confesó a esta sierva de Dios el dicho padre
Luis de Velliça, y la
mandó
escribir aprobando el parecer de su prelada y de sus confesores. Con que con esta noticia, viniendo el señor obispo a visitar a la
villa de Arenas
y el
convento de San Juan Bautista
de religiosas recoletas de la orden de nuestro padre san Agustín, donde esta sierva de Dios asistía, hizo grande aprecio de su virtud, venerando con toda estimación poseer debajo de su obediencia aquel relicario, en cuya clausura se encerraba tan gran virtud. Los papeles que en este tiempo escribió la venerable
madre
Isabel de Jesús
se
entregaron
al señor obispo, que los guardó en su librería, donde se hallaron
[h. 8r]
después de su muerte en
Cartagena, para donde fue promovido.
El
año de 1640, a 25 de noviembre, habiéndosele muerto su confesor, le sustituyó otro del mismo hábito de nuestro padre san Agustín, el cual, como conoció la merced que Dios le hacía en que corriese por su cuenta el gobierno de esta su sierva, procuró hacerse capaz del estado en que la hallaba, con que la venerable madre le comunicó sus ejercicios, dándole cuenta de las interiores mociones y
expresos mandatos de Dios , para que escribiese su vida con los recibos de sus favores. A que respondió el ministro de Dios que él tomaba por su cuenta su asistencia, pero con condición que había de suspender el
escribir
su vida hasta que Dios fuese servido de inspirarle a él se lo mandase a su sierva. Muy gustosa fue la propuesta a la venerable madre porque, como su
humildad
repugnaba la manifestación de las mercedes que el Señor la hacía, conformose fácilmente con el parecer de su confesor. Pero como era la voluntad de Dios que su sierva escribiese los recibos de sus misericordias, no pasaron muchos días sin que el Señor moviese interiormente a su prelada y confesor, con tan amorosa violencia que, aunque fue propia la acción de la prelada y confesor de
mandar
a la venerable Madre que escribiese, se reconoció que fue soberano el impulso.
Era priora en aquella ocasión de aquel religioso convento la
madre Isabel de santa Mónica , que como inmediata prelada, faltando el señor obispo, la
mandó , en virtud de santa obediencia, a la sierva de Dios que escribiese, dándola por secretaria a la
madre Inés del Sacramento , que fue después dos veces priora. Obedeció la venerable
Madre, con que se comenzó la obra dictando como se le iba
acordando, para que escribiese la secretaria. Y como esta era materia que se había de obrar con todo secreto,
escribíase
a deshoras de la noche, porque no viniese a noticia de las demás religiosas. Hízosele esta ocupación a la
madre Inés
muy trabajosa por hallarse con
poca salud
y con muchos dolores, y de ordinario
[h. 8v]
con calentura y necesitada a pasar por el sereno del claustro a deshoras de la noche en busca de la venerable
madre
Isabel de Jesús
, que asistía todo aquel tiempo en el coro, de que resultó un admirable suceso. Propuso la
madre
Inés
a la sierva de Dios,
Isabel de Jesús, el embarazo que tenía en su salud para asistirla a escribir. A que respondió la venerable
Madre: “la obediencia nos manda, con que debemos obedecer; pero es muy fácil el dar forma como todo se haga sin que peligre la salud de la
madre
Inés
, porque nuestras celdas están en un paraje, con que podrá la
madre
Inés
-cuando esté desocupada- llamarme mentalmente, que el Señor será servido de que yo la oiga, con que al punto vendré a
cumplir la obediencia
”. Así lo hizo algunos días la
madre
Inés
, logrando en ellos la experiencia de que al punto que en lo interior la llamaba, venía la sierva de Dios con toda puntualidad. Hasta que una noche (permitiéndolo así el Señor para que se manifestasen las misericordias que usaba con su sierva) dudó la
madre
Inés
, si aquella milagrosa demostración era disposición divina o engaño del demonio, de que resultó que aunque la
madre
Inés
llamó interiormente muchas veces a la venerable
madre
Isabel de Jesús
, no vino la sierva de Dios hasta que acabó las devociones, con que se volvió a su celda donde halló a la
madre
Inés
, a quien dijo (viéndola desvelada): “¿cómo hermana se está por acostar a estas horas y dice que no tiene salud para velar tanto? Bueno es eso (replicó la
madre
Inés
), más ha de dos horas que la estoy llamando y lo peor es que no me ha oído”. Y respondió la venerable
madre
Isabel de Jesús
: “bien pudiera llamar de aquí a mañana como no la oyera, porque si ha faltado a la fe con que me llamaba, ¿cómo quiere que la oiga? Ahora conocerá por la misericordia que usa con ella el Señor, que este es su espíritu y no del demonio”. Quedó la
madre
Inés
con esta tan clara experiencia, enmendada de su incredulidad, con que de allí adelante la llamó a la sierva de Dios con viva fe y nunca que la llamo faltó la venerable madre. Prodigio que junto con el que se sucedía siempre que escribía, que era ver
[h. 9r]
una
luz celestial
sobre el papel con que la motivaba a dar gracias al Señor, que se dignaba de manifestarla con estas maravillas lo mucho que le agradaba con el ejercicio de secretaria de su sierva, con que, además de las mercedes recibidas, se reconoció aliviada de sus achaques.
Estos papeles llegaron a manos del ilustrísimo señor don
Diego Arce y Reinoso, dignísimo inquisidor general, que siendo obispo de
Ávila
tuvo noticia de la sierva de Dios,
Isabel de Jesús, a quien envió diferentes veces visitar, asistiéndola con toda puntualidad en lo que se la ofrecía por el gran concepto que tenía de su virtud. Este gran prelado los vio e hizo ver a diferentes personas doctas y religiosas, de que resultó la gran estimación que hizo de esta venerable madre, la cual se aumentó cuando vio puesta en ejecución la milagrosa fundación del
convento de la Serradilla
de religiosas recoletas de nuestro padre
san Agustín
con la imagen del santo Cristo de la Victoria, cuya restitución desde
Plasencia
a la
Serradilla
corrió por mano de su ilustrísima. Obligado de una palabra que dio a la
madre
Francisca de Ovied
o, siendo consejero real sin imaginación de ser obispo, a título de consuelo, porque la parroquial de
san Martín
de la ciudad de
Plasencia
se quedaba con la imagen del santo Cristo de la Victoria, la cual su devoción había hecho fabricar a su costa. Y viendo su ilustrísima el milagroso efecto de la fundación del convento, que 14 años antes fue revelada a la sierva de Dios
Isabel de Jesús, amparó esta gran obra obligándose por escritura, hecha en
octubre de 1660
ante
Marcos Martínez de León, a pagar para la obra del dicho
convento de Serradilla
200 ducados cada año por los días de su vida. Con este aprecio trató este ilustrísimo prelado la milagrosa fundación del
convento de la Serradilla, donde se venera la imagen del santo Cristo de la Victoria. Con esta seguridad religiosa veneró con toda estimación el ilustrísimo señor don
Diego Arce y Reinoso
la virtud de la venerable
madre
Isabel de Jesús
. Pero no fue su ilustrísima solo, aunque tan gran príncipe vale por todos los
[h. 9v]
que la trataron y han tenido noticia de su prodigiosa vida. Todos la veneran por gran sierva de Dios y no me admiro, pues el Señor la constituyó por
madre universal
en el mundo de todos los fieles, como en el capítulo 15 de su primer libro lo dice la venerable madre, declarando cómo la dijo Dios estas formales palabras:
Mira hija, yo
obro
en ti una de las grandes obras que he obrado después de mi encarnación
. El Señor sea alabado y glorificado por siempre jamás, amén.
Va
dividido
este tomo como en tres libros. Los dos primeros contienen los trabajos con que pasó su vida, su valerosa fortaleza, sus virtudes fuera y dentro de la religión y los favores que recibió de Dios. En el tercer libro se refiere la última enfermedad con que acabó su prodigiosa vida, las noticias que han dado sus confesores y las madres recoletas de nuestro padre
san Agustín
del dicho convento, así de profecías suyas como de milagros que Dios ha obrado por su sierva hasta lo admirable de su muerte. Los dos primeros libros van como la sierva de Dios los dictó y la
madre
Inés del Santísimo Sacramento
, su secretaria, escribió sin haber añadido más que la
división
de los capítulos y breves resuntas de sus títulos. Todo ceda en mayor gloria de Dios nuestro señor, de su santísima madre y de nuestro padre
san Agustín, cuya hija fue, y para mayor utilidad de los fieles. Vale.
[h. 10r]Protesta del autor que se ha de imprimir en el principio del libro por mandado de la santidad de
Urbano Octavo, conforme a las declaraciones de la Sagrada Congregación hechas en
Roma
el año de
1642.
Como nuestro santísimo
papa Urbano Octavo
a
13 de marzo de mil seiscientos veinticinco
haya publicado en la Sagrada Congregación de los Sagrados Ritos y en la de la universal Inquisición un decreto, y lo haya confirmado a
cinco de julio del año 1634, en el cual prohibió imprimir libros que contengan los hechos de personas célebres en fama de santidad o martirio que salieron de esta vida, o milagros o revelaciones o cualesquier beneficios como alcanzados de Dios por sus intercesiones, sin reconocimiento y aprobación del ordinario, y los que hasta ahora son impresos, en ninguna manera quiere que sean aprobados. Y demás de esto, el mismo santísimo
papa, a
cinco de junio de 1631, haya explicado que no sean admitidos elogios de santo o beato absolutamente que caigan sobre la persona, aunque se pueden admitir los que caen sobre las costumbres y opinión de santidad, con protestación al principio que no pretenda dar a semejantes
[h. 10v]
cosas la autoridad que de la iglesia romana dimana, y que la fe solamente estribe en la del autor. Sujetándome a este decreto y a su confirmación y declaración con la observancia y reverencia que se debe, protesto que mi intención es observar puntualmente lo que en ellos se dispone. Y así cuanto en este libro se lee,
dictado
por la
madre
Isabel de Jesús
, de
manifestaciones, comunicaciones, favores sobrenaturales con que Dios nuestro Señor ilustró su alma, lo sujeto todo a la censura de la sede apostólica. Y lo mismo afirmo en los demás que ha añadido nuestro trabajo después de su dichoso tránsito, que es lo contenido en los capítulos del libro tercero. Porque no es mi ánimo que se les dé el crédito que se debe a las cosas que ha calificado la suprema silla de la iglesia, sino la fe solamente que se suele dar a lo que dicta una persona de
virtud , como lo fue la
madre
Isabel de Jesús
, sin que por ello sea visto querer dar ni aumentar opinión o fama de santidad a ella ni a otras personas de las que se hace mención en este libro ni dar paso ni ocasión para que se haga, sino que todo lo dejo en el estado que tenía antes que se publicase.
Fray
Francisco Ignacio.
[p. 1]Libro primero, en el cual se trata de las virtudes en que la venerable
madre
Isabel de Jesús
se ejercitó siendo seglar, de los trabajos que padeció y mercedes que nuestro Señor la hizo en dicho estado hasta que entró en el convento religiosísimo de recoletas de la
villa de Arenas, de la orden de nuestro padre
san Agustín.
Capítulo primero. En que se trata de cierta reprensión muy áspera que el Señor le dio acerca de cómo no quería manifestar los dones recibidos de su mano, y de la luz que para ello le dio y cómo fue llevada al seno del padre eterno. Lo que allí conoció y vio y después a un tribunal muy severo, donde también fue amenazada y reprendida por la misma causa.
[p. 382]Termina el texto. Sigue, sin paginar, la “Tabla de los capítulos que contiene este libro”