[f. 1][Verdadero retrato de la venerable madre sor Hipólita de Jesús, en el siglo doña Isabel de Rocaberti, religiosa del convento de los Ángeles de la orden de Predicadores, en Barcelona. Favoreciola Dios de tan superior inteligencia que, sin haberla nadie enseñado latín, dejó trabajados y escritos de su mano pasados de cincuenta libros, de diferentes asuntos espirituales, repartidos en 24 tomos, fundando siempre su dicho en doctrinas de la Sagrada Escritura y Santos Padres con grande erudición y enseñanza para las almas, que tratan de espíritu. Murió con singular opinión de santidad a 6 de Agosto 1624 de su edad 73. Cuya causa de beatificación y canonización se trata en Roma en la Congregación de los Sagrados Ritus desde el Año 1676 ]
[f. 2r]De los sagrados huesos de Cristo señor nuestro.
Tomo primero que compuso, por mandado de sus
prelados
y
confesores
, la venerable
Madre
Hipólita de Jesús y Rocaberti
.
Sale a luz de orden el ilustrísimo y excelentísimo señor don
fray
Juan Tomás de Rocaberti
, por la gracia de Dios y de la santa sede apostólica arzobispo de
Valencia
, del consejo de su majestad,
prelado doméstico
,
asistente
de nuestro muy
santo padre
Inocencio Papa XI
,
virrey
y
capitán General
que fue de la ciudad y reino de
Valencia
.
Dedicado a la majestad de
Cristo señor nuestro crucificado
.
Con licencia, en
Valencia
, en la
imprenta de la viuda de Benito Macè
, junto al
real colegio del Señor Patriarca
,
Año 1679.
[f. 3r]Dedicatoria a
Cristo señor nuestro crucificado
Quod vides, scribe in libroaa Apoc. I v. 11.
. A la imperiosa voz de vuestra divina majestad (soberano señor crucificado), obedeció diligente vuestro sagrado apóstol y evangelista
Juan
en escribir la doctrina que le llegasteis a enseñar, el cual, siendo en vuestra escuela tan humilde discípulo, salió para el mundo todo tan grande maestro que ni un
Platón
entendido ni un
Demóstenes
retórico ni un
Aristóteles
ingenioso pudo competir con su magistral y divina enseñanza, ni aun el apóstol de las gentes se atrevió a escribir los arcanos misterios que llegó a ver cuando vuestro sagrado benjamín llegó a ver los misterios portentosos que llegó a escribir:
O miram scholam; Quæ talem reprente Discipulum mundo edidit, non sit doctus Plato, non sic verbosus Demostenes, nin sic Argutus Aristoteles de divinis diservit supra humanam facultatem (y luego añade) Paulus Apostolus, cum illam gloriam perambulasset, que vidisset interrogatus, nescit dicere aliud, nisi vidi arcana verba, quæ non licet homini loqui: Ioannes vero vidit, et scripsit
, dixo
S Thom. de Villan
bb S. Thom. a Villan. S. de Divo Ioan. Ev.
. De vuestras celestiales luces favorecido, descubrió vuestro soberano apóstol y sagrado evangelista portentosas visiones y, entre otras, describe que vio a vuestra divina majestad ya paseándose por medio de un mar de luces:
Qui ambulat in medio septem candelabrorum aureorumcc Apoc. 2. v.1.
ya entre los brazos de vuestra santísima madre,
Sapientiæ sedes
, majestuosamente sentado:
Et ecce sedes posita erat in coelo, et supra sedem sedensdd Ibid. cap. 4 v. 2.
, y ya en pie sobre el eminente trono de ese sagrado madero:
Et vidi, et ecce in medio throni Agnum stantem tanquam occissumee Ibid., cap. 5 v. 6.
;
Hugo Card
.
Id est in Cruce. Todo lo nota un ángel: Nota quod supra eum vidit ambulantem, item
sedetem, item stantem hic : Ambulat dum dona distribuit, sedet cum merita diiudicat, stat cum se ad adiuvandum paratum demonstrat
ff S. Thom. Aqui. sup. cap. 5. Apoc.
. Os vi, dice el sagrado evangelista
Juan
, bienhechor, justiciero y misericordioso y esto es lo que dejo escrito en el libro del
Apocalipsis
, no mío, como lo insinúa el título, sí de mi señor Jesucristo, como lo da a entender del primer capítulo el principio:
Apocalypsis Iesu Cristogg Apoc. I. v. 1.
y en esto :
Ioannes vitat errónea quia non suam, sed Christi dicit Apocalypsim contra Prophetas e corde sua mendacia prophetanteshh Gilbert. in serm. super Apoc.
dijo
Gilberto
: pues aunque es el sagrado Evangelista
Juan
que está escribiendo, es vuestra divina majestad el que sele está dictando:
Quod vides scribe in libroii Apoc. 2 v. 11.
. Libro escrito por mano de
Juan
y dictado por boca de Cristo sin duda encerrará más que palabras, misterios:
De hac Apocalypsi ait Divus Hieronymus, quod tot habet mysteria, quot verba : immo in singulis verbis multiplices dicit latere inteligenciasjj Oecum. in Prol. sup Apoc.
. Dedicó este misterioso libro el sagrado evangelista
Juan
a vuestra divina majestad, pues con decir que es el libro del Apocalipsis de Jesucristo,
Liber Apocalypsis Iesu Christikk Apoc. I. v. 1
declara que vuestra majestad es el objeto de su dedicación, según lo que dijo
A Lapide
1Cornelius a Lapide (1567-1637) jesuita
respeto de la del Templo:
Per dedicationem enim Ecclesia sit domus dei, et habitaculum Christill Cornel. Alap. sup. Evang.
. Discípula vuestra, señor, y condiscípula de vuestro benjamín
Juan
parece que en este tratado, que de vuestros sagrados huesos escribió, se descubre la venerable
madre
Hipólita de Jesús
, tan favorecida de vuestras divinas inspiraciones que mereció veros ya paseando por el anchuroso mar de las luces de su alma, con que la favorecisteis, ya entre los brazos de vuestra santísima madre,
sedes Sapientiæ
, como juez riguroso majestuosamente sentado y ya como bienhechor en pie sobre el eminente trono de esa cruz, de cuyo magnífico trono y cátedra os aparecisteis, como divino maestro, a vuestra humilde discípula
Hipólita
, tan llagado, herido y maltratado como si en aquella hora los impíos judíos os hubiesen puesto en el sagrado madero, de cuyo solio la dijisteis :
Foderunt manus meas et pedes meos : dinumeraverunt omnia ossa meamm Psal. 21. v. 18.
con que la enseñabais una misteriosa lición, para que escribiese en alabanza de vuestros sagrados huesos, diciéndola con voz inspirativa :
Quod vides scribe in libronn Apoc. ubi sup.
.
A la eficacia de vuestra inspirativa voz obedeció vuestra humilde discípula en escribir este libro en alabanza de vuestros sagrados huesos ya porque vuestra
[f. 4r]
divina majestad interiormente se lo mandaba, ya porque su confesor santo y docto se lo persuadía, ya porque una viva imagen de vuestra santísima madre, con un
noli timere, Scribe ergo quod vidistioo Apoc. 1 v. 17-19.
la fortalecía, y ya porque su ángel de guardia todo su patrocinio la ofrecía. Y así, obediente
Hipólita
a tan superiores ilustraciones, llegó a escribir lo que mereció ver y llegó a ver lo que mereció escribir. Y si el fiel benjamín de los evangelistas,
Juan
,
vidit et scripsit, Vidit et scripsit
, vuestra humilde escritora, tan ilustrada de vuestras celestiales luces, que excedieron a las de un
Platón
entendido, a las de un
Demóstenes
retórico y a las de un ingenioso
Aristóteles
, y esto por obedeceros en escribir de los sagrados huesos que en vuestra divina majestad mereció ver:
Quod vides scribe in libropp Apoc. ubi. sup.
y lo que ves es:
Quia pro hominibus passus sum
, mas sea el motivo de tu escribir:
Ut alios doceasqq S. Thom. sup. 1 cap. Apoc.
. Escribió de vuestros sagrados huesos
Hipólita
este libro, digno de intitularse segundo místico
Apocalipsis
porque
tot habet mysteria quod verbarr Oecum. ubi sup.
; y no de
Hipólita
, sino de nuestro señor Jesucristo, pues
non suam, sed Christi dicit Apocalypsim contra Prophetas de corde suo mendacia, prophesantes. Scribe ut alios doceasss Gilbert. ubi sup.
. Sean para enseñanza de los demás mis sagrados huesos, glorioso objeto de tu pluma y boca, la dice Cristo, porque en boca de
Hipólita
hasta los mismos huesos de Jesucristo hablan:
Sunt autem ossa ab usto dicta, quare ab antiquis urebantur: vel ut alii putant, ab ora dicuntur ossa, eoquod in ore pateant: nam ubique cute et carnibus tecta celantur, excepto solo ore, in quo ossa dentium demontraturtt Barth. Ang. de prop. ver. natural.
.
Fue vuestra divina majestad en el trono de esa cruz principio y fin de este libro y así, desde el fin hasta el principio y desde el principio hasta el fin, se os ofrece, consagra, y dedica, acción debida de justicia para su cabal acierto, pues con eso tendrá este tratado y dedicatoria en vuestra divina majestad la gracia del principio y la gloria del fin:
Ego sum Alpha et Omega, principium et finis. Principium, antequam nullus: finis, postquam nullus; principium, a quo omnia finis, propterquem omnia, et ad quem omnia. Unde tunc homo est rectus, et sua actio, quando non declinat a principio, sciens nihil habere nisi a Deo : nec a fine, ordenans se, et omnes actus suos ad Deumuu Apoc. 1 v. 8. S. Thom. ibidem.
. Y
Viegas
:
Notandum est proprium esse Dei, ese principium et finem rerum omniumvv Vieg. sup. Apoc.
. Justificada acción y debido acuerdo ha sido dedicar a vuestra divina majestad crucificado este libro de vuestros sagrados huesos, pues siendo los huesos
[f. 4v]
vuestros, era fuerza que fuese también de vuestra divina majestad del libro el cuerpo, pues de él en todo fuiste humano y divino ejemplar, cuya misteriosa copia ofrece al mundo por escrito vuestra humilde sierva, para que se vea en ella que en todo conforma con su original, en el cual, como en su origen y fuente, se aprende la más admirable doctrina; se logra el auxilio más propicio; se encuentra el más cristalino espejo y se alcanza el más seguro puerto con tal que este libro original de Cristo crucificado sea el objeto de la más fervorosa meditación, el norte de las más medidas palabras y el centro de las más justificadas obras. Porque en él se aprenden liciones de penitencia, documentos de misericordia y ejemplares de justicia.
Inspice, et fac secundum exemplar quod tibi in monte monstratum estxx Exod. 25 v. 40.
.
Respice in faciem Christi tui
, la dize Cristo,
unde ad Crucem inspiciamus tanquam ad librum, in quo adjicimus, tanquam ad auxilium, de quo confidimus: tanquam ad speculum, in quo pulchre stamus: tanquam ad terminum, in quo escamus. Iste ergo liber habendus ante oculos cordis per meditationem, in ore per loquutionem, in manu per operationem. In hoc libro dicimus lamentationes poenitenciæ, Carmen misericordiæ, vè iustitiæyy Card. Ioan. Vit. in Speculo morali.
. Sois, señor, libro tan inteligible y claro como de los niños el alfabeto y cartilla, cuyas letras son vuestra ardiente caridad y todas vuestras obras, las cuales estáis ensenando desde la cátedra de esa cruz:
Ipse enim liber est noster extensus, et clavus affixus iuxta alphabetum puerorum, ut in ipso legere valeamus, cuius litteræ sunt, charitas, qua pro nobis mori voluit, et alia virtutum opera, quæ nos docuitzz Idem Card. Ibid.
. Y en este libro
describit ordinem Passionis, primo captus fui, dize Cristo, secundo illusus, tertio affixus Cruci, in quo foderunt manus meas et pedes meos, et crudeliter in ligno extensus, ut ossa mea humanis oculis numerabilia viderenturaa Card. Turrecrema. super Ps.
. Y así se lee en el original como en la copia una materia de sagrados huesos y esos
sunt totius corporis soldamentabb Germinianus.
. Los que en vuestro misterioso libro la manifestasteis a vuestra sierva fueron
solidamenta corporis
de este libro y lo es vuestra divina majestad de su escritora, sublimándola como a piedra fundamental hasta la más suprema exaltación.
Hyppolitus, o
Hipólita
, dicitur ab hyper, quod est supra: et litos, quod est lapis, quasi supra lapidem, id est Christum fundata
cc Ianuen. in leg. SS.
.
Honrasteis, señor, a vuestra discípula en tan alto grado que si al patriarca
Domingo
le disteis por trono de sus glorias toda la
[f. 5r]
hermosura del
Líbano
,
gloria Libani data est eidd Isai 35. v. 2.
, a vuestra sierva no solo las del
Líbano
, pero las de su padre y patriarca
Domingo
, pues este santo patriarca solo tiene por trono el
Líbano
:
Ordo fratrum Prædicatorum similis est montis Libani, unde in honorem patroni eius, scilicet Beati Dominici, legitur Evangelium Matth. 7 ubi dicitur: non potest Civitas abscondi supra montem posita: nam Civitas istum montem protegens et decorans est ipse; ergo ordo eius monti Libani adsimilaturee Ioan. a S. Gem. sum. de exem.
, pero
Hipólita
al
Líbano
y a la ciudad de ese
Líbano
, que es el patriarca
Domingo
:
Hyppolitus, o
Hipólita
, dicitur ab in, et polis, quod est civitas, fuit enim in civitate superna
ff Ianuen. ubi sup.
. De la eminencia de esta ciudad y monte parece que como a vuestra discípula y esposa la estáis llamando y la estáis diciendo:
Veni de
Libano
Sponsa mea, veni de Libano, veni coronaberis
gg Cant. 4. v. 8.
.
A Lapide
:
Cum triplici aureola, eminentis virginitatis, doctoratus, et martyriihh Alap. ibid.
porque fue vuestra venerable sierva y esposa, por su singular pureza, digna de la aureola de virgen; por sus admirables escritos, de la aureola de doctora; y por la preparación de su ánimo para dar la vida por vuestra divina majestad en algún modo de la aureola de mártir. Pero esta vuestra humilde discípula, imitando la profunda humildad de aquellos ancianos que, obsequiosamente postrados,
mittebant coronas suas ante thronumii Apoc. 4. v. 10.
, pone sus tres merecidas aureolas con todos sus libros y entre los muchos que dejó escritos de su mano, con singularidad este, que de vuestros sagrados huesos se os dedica, a los pies del sagrado trono de esa cruz, en cuyo real solio venera a vuestra divina majestad,
Agnum stantem tanquam occisumjj Ibid. cap. 5. v. 6.
por cordero, por padre, por esposo y por maestro, diciendo con los ángélicos espíritus:
Sedenti in Throno et Agno, benedictio, et honor, et gloria, et potestas, in sæcula sæculroum. Amenkk Ibid. v. 13.
.
[f. 6r]Censura et approbatio Reverendissimi Patris Ioannis Baptistae de Arata, Clerici Regularis, Sacrae Ritum Congregationis Consultoris
Texto en latín La sobredicha censura, vertida en castellano, es la que se sigue:
Censura y aprobación del reverendissimo
padre
Iuan [Juan] Bautista de Arata
,
clérigo regular
,
consultor
de la Sagrada Congregacion de Ritus
Por mandato del eminentísimo y reverendísimo señor mío don
Luis de Portocarrero
,
cardenal
de la santa romana iglesia y
comisión
del ilustrísimo y reverendísimo señor
Próspero Bottini
, arzobispo de Mira y promotor de la fe, he visto, y con cuidadosa diligencia examinado, los libros escritos en lenguaje español por la venerable sierva de Dios
sor
Hipólita de Jesús y Rocaberti
. Uno intitulado
De los santos ángeles
; otro,
De los sagrados huesos de Cristo
, el cual comprehende toda la vida y pasión del mismo salvador. Y ambos libros, tanto por la abundancia, solidez y seguridad de la doctrina, muy conforme a la sagrada escritura y a los sanos preceptos de la fe, como en la elegancia del estilo castellano, siendo la autora de nación catalana, me han parecido admirables y fuera de los limites y condición de una mujer; la cual, habiendo entrado de diez años en la religión, sin ser instruida en letras o versada en el idioma y lenguaje que escribe, es cierto no hubiera podido hablar tan bien y escribir de los misterios de Cristo, de la naturaleza y ministerio de los ángeles según la verdadera y mística Teología si no le hubiera asistido un superior
[f. 6v]
influjo y una sabiduría derivada del cielo. Y verdaderamente que la suma humildad que en sus escritos resplandece y la doctrina siempre igual y constante en los dogmas de la fe, no deja lugar a sospecha de engaño o ilusión diabólica, pues nunca fomenta la soberbia del común enemigo tanto la humildad ni el padre de la mentira enseña el camino de Dios con tales verdades, que al fin no se reconozca algún error. Por esa causa afirmo que cuanto se halla escrito en estas obras contienen una sana doctrina y singular piedad, en que se reformen las costumbres, y se enciendan los corazones en el amor de Dios y veneración de los santos ángeles. Respeto de lo que concierne a las revelaciones, éxtasis, raptos y extraordinarios favores, no me atrevo en el presente estado a definir cosa, pues estas requieren particular examen de la sagrada romana iglesia y que se pruebe ser conforme el tenor de la vida e instituto y toda la consonancia de las demás virtudes. Esto es lo que puedo referir, según mi dictamen.
Hoy, a 20 de enero 1677
Don
Juan Bautista Arata
,
clérigo regular
,
consultor
de la Sagrada Congregación de Ritus
[f. 7r]Aprobación de
Juan Bautista Cas y Ribera
,
presbítero
,
maestro
en artes y
doctor
en sagrada teología y
Vicerrector
en la
parroquia de san Juan del Mercado
Ejecutando con pronta, como rendida obediencia, el orden que me dio el señor don
Marco Antonio Alcaraz y Pardo
,
doctor
en ambos derechos,
juez
de la nunciatura de
España
,
protonotario
apostólico y
vicario general
por el ilustrísimo y excelentísimo señor don
fray
Juan Thomás de Rocaberti
,
arzobispo
de
Valencia
, para que leyese y reconociese un libro que la venerable
madre
Hipólita de Jesús
en su Religión, doña
Isabel de Rocaberti
en el siglo, había escrito de los huesos de Cristo crucificado, a primeras luces pudo cobardear mi pluma retirándose de la empresa, así por la soberanía del sujeto y grandeza del asunto como porque escuchaba el edicto del benjamín de Cristo y evangelista Juan:
Signa, & noli scriberell Apoc. 10.
: Señala, pero no escribas, porque no se puede decir todo y porque hay cosas de tan agigantada magnitud que no caben en la comprensión de la retórica más elegante. Y así, entre las sombras ignorantes de mi ingenio, hube de formar en mi idea poco diestra un bosquejo de los muchos aciertos que vi en sus floridas hojas, de quien pudiera decir con
Lyra [Lira]
:
Cuius quot pene verba, tot sententiæ; quot sensus, tot victoriæmm Lira apud Silvet. Tom. 5.
. Cada cláusula del libro es una sentencia; cada palabra, un prodigio; cada letra, una vitoria; y la sentencia, el prodigio y la vitoria en la cláusula, en la letra y la palabra, todas juntas son inmarcesibles laureles que coronan, entre sus muchos triunfos, el místico castillo ubertino de la iglesia en la venerable
madre
Hipólita de Jesús
(religiosa profesa en el insigne
convento de los Ángeles
, de la ciudad de
Barcelona
, del sagrado orden del gran patriarca santo Domingo), su autora.
Entre los muchos prodigios, aciertos y singulares maravillas de este libro, las que me robaron más las atenciones para el discurso fueron aquellas tan extrañadas apariciones e inspiraciones de Cristo señor nuestro crucificado y del Príncipe de los apóstoles
san Pedro
, inspirándole y mandándole escribiese un libro
[f. 7v]
en alabanza de los sacrosantos huesos de Cristo. Y lo puso en ejecución comenzando a escribirle en el día del sagrado apóstol, tomando por fundamento de él al divino
Pedro
, como consta en el prólogo y capítulo 1. Parecen formadas para el intento, según vienen de ajustadas, unas palabras del Espíritu Santo:
Fundamenta æterna super petram solidam, & mandata Dei in corde mulieris sanctæ
. Para que se eternicen los edificios de las virtudes, se han de comenzar y fundar sobre una fuerte roca y con eso se verá que los divinos mandatos están depositados en el corazón de una mujer santa para ejecutarlos. Penetre, pues, ahora el discurso los secretos íntimos del corazón de la venerable
madre
Hipólita de Jesús
, que eran describir y alabar los sacrosantos huesos de Cristo; atienda a las divinas inspiraciones; repare en que tuvo fundamento y principio esta obra del libro tan grande para el aplauso (y fue aplauso grande para el libro) en el día de la más preciosa piedra de la Iglesia
nn Tu es Petrus et super hac petram.
y nótese el nombre del apellido de la venerable madre, que es
ROCABERTI
, y hallará que la observancia de la ley vivía en su corazón con tanto cariño que era una misma cosa el mandato y su ejecución, la ley y su cumplimiento, siendo un cabal desempeño del amor divino en la composición de su libro tan erudito. Pues el apóstol
san Pedro
abrió esta roca del corazón de la venerable
madre
Hipólita Rocaberti
para el conocimiento de escribir el libro con las dos llaves de su aparición e inspiración.
Célebre fue la venerable
madre
Hipólita de Jesús
por lo heroico de sus virtudes, por lo raro de sus perfecciones, por la gran sangre que fertilizó sus venas y la fuerte mujer que halló el divino esposo no solo por la constancia y valentía de su espíritu, sino también por el nobilísimo apellido de su casa Rocaberti, roca tan admirable como benigna; roca de cristal o cristal de roca tan puro por su virginidad y por su sabiduría que se desató en cincuenta fuentes, que fueron cincuenta libros que dejó escritos y trabajados de su mano, hermoseados con los resortes de la más limpia doctrina y con los surtidores de plata de la más útil y provechosa enseñanza.
A esto parece que miraba el profeta rey:
Et Rupem in fontes aquarumoo Psa. 113.
, inundando todo el jardín de la Iglesia con raudales fecundos de profunda erudición:
Fons sapientiæ & scientiæpp Esdr. 4.
, pero reparo que, aunque era fuente y fuente retirada,
Fons signatus
en
[f. 8r]
una cueva de su celda del
convento de los Ángeles
, aunque fuente sellada. Y cuando parecía que con el uso y con sus muchos años, pues cerraba el de setenta y tres de su vida, habían de ser sus caudales menos copiosos, con el uso y lastrada con la piguelas de una calentura y dolor de estómago continuo, vinieron a ser más abundantes sus corrientes, pues llegó a ser (la prodigiosa abulense catalana)
Fons hortorum puteus aquarum viventium
, fertilizando y alentando las desmayadas flores de los católicos con el yugo del espíritu y doctrina de sus libros. Pudo aludir a esto
David
cuando dijo:
Adhuc multiplicabuntur in senecta uberiqq Psal. 91.
, que comentando
Laurino
con el gran
Basilio
, dijo:
Confectus senio, invenescas, et ad verum juventitus florem redeasrr super dictum Psalm.
. Comenzó esta cristalina fuente tan grande que pudo parecer que se habían agotado ya las creces, pues aun casi no había llegado a los años de la discreción cuando ya tenía la discreción de muchos años; pues siéndolo de pocos, la hicieron maestra de novicias en su convento y creció después de suerte que parece pudo ser maestra de los mismos ángeles en la profundidad de la inteligencia del divino amor cuando anciana. Prerrogativa tan singular es esta que juzgó por milagro de la naturaleza san
Ambrosio
:
Devotio supra aetatem, virtus supra naturamss Lib. 1 de virginit.
.
Con adelantados méritos de anciana se hallaba la venerable madre y laureada su pluma con blasones de águila imperial. Y desatando todo el penacho de sus plumas en el
monte Líbano
de su religión sagrada, pudo taladrar con el corte de su pico un frondoso cedro y, haciendo ardiente presa de sus rama, le fue desmenuzando las entrañas:
Aquila grandis, magnarum alarum, plena plumis et varietate, venit ad Libanum et tulit medullam cedribtt Ezech., 17.
. Donde
Hugo Cardenal
por esta águila, en sentido místico, entendió a un alma contemplativa:
Aquila subtilius videt, et in vissu aquilæ, Sanctorum intelligentia figuraturuu in cap.39 Iob.
. Y yo sin violencia lo puedo entender de nuestra venerable, pues bastantemente me lo publican las señas:
Aquila grandis, magnarum alarum
, por los muchos libros que tiene escritos;
plena plumis et varietate
, porque hace a todos visos: es virgen, es noble, santa en costumbres, es religiosa, es doctora y es mártir en el deseo. Pues si
Hipólito
lo fue en la ejecución, nuestra venerable madre lo fue en el deseo y si aquel se coronó con el triunfante laurel de mártir, asistido de
Laurencio
en su martirio, nuestra
[f. 8v]Hipólita
se coronó de mártir en el deseo con el laurel del martirio invicto
Hipólito
. Y si por este cedro en el mismo sentir comúnmente entienden los santos padres a Cristo nuestro señor como en las ramas a sus santísimos huesos, allí es donde hizo la puntería esta generosa águila, declarando con su pluma lo riguroso de los tormentos y lo sensible de las penas que padeció en la cruz cuando lo crucificaron los judíos. Y así se lo dijo el mismo Cristo cuando se le apareció crucificado, diciéndole con
David
:
Foderunt manus meas et pedes meos; dinumeraverunt omnia ossa mea
. Donde leyó la
Caldayca
:
Mordentes manus meas, et pedes meosvv In Bibl. Reg.
. Y añadió el
Nibiense
:
Tanquam leones
. Pues según refiere
Ambros. Cath.
2Ambrosius Catharinus = Lancellotto Politi (1484 - 1553)
, fue revelación a
santa
Catalina de Sena
xx lib. 2, cap. 2.
que aunque los judíos no le rompieron a Cristo ningún hueso en la cruz, pero que al estirar la mano siniestra con la violencia de unas cuerdas, para que llegase la mano al barreno, le despedazaron las venas, nervios y arterias como feroces leones, reventándolas en sangre y dislocándole los huesos. Pues según inteligencia de
Tertuliano
yy apud Silver. tom.4.
por el
foderunt
, leyó
exterminaverunt
y así fue el dolor sobre todo encarecimiento grande; y de allí es de donde esta perspicaz águila, la venerable
madre
Hipólita de Jesús
, sacó los dulces frutos de sus virtudes:
Tulit medullam cedri
, y tomó la resolución de escribir este libro en alabanza de los sagrados huesos de Cristo señor. Y más si advierto lo que su divina majestad me declara por
san Mateo
zz Matth. Cap. 24.
:
Ubicunque fuerit corpus illie congregabuntur et aquilæ
. Pues en sentir del
Ang. Doct. S. Thomas
aa S. Tho. op. 50 cap.
, por este cuerpo entiendo al cuerpo de Cristo señor, como por las águilas, las almas santas y puras que con las alas de la oración premeditan los dolores de los sacrosantos huesos del cuerpo crucificado:
Circa Corpus Domini
, dice,
Aquilae sunt, quæ spiritualibus alis circumvolant, spiritus mundi munditiam amantes, et Corpus Domini venerantes
. No me parece que hay necesidad de aplicación cuando se ve tan ajustado el concepto. Ahora discurro yo aquel acuerdo tan bien deliberado y aquella deliberación tan bien acordada de mudarse el nombre de la venerable matrona, pues si en el siglo se llamó doña
Isabel de Rocaberti
, cuando religiosa se lo muda el cielo en el de
Hipólita de Jesús
.
Mudó Cristo el nombre a la
santa
María Madalena
, en aquel misterioso coloquio que tuvo después de resucitado, y en
[f. 9r]
primer lugar la llamo mujer:
Mulier, quid ploras?
y después la ennobleció trocando el nombre de mujer en el de María, que era el nombre de su santísima madre. Y fue la causa y motivo porque ella pedía entonces el sagrado cadáver y huesos del redentor para llevarlos consigo:
Si tu sustulisti eum, dicito mihi, et ego eum tollambb Ioan. cap. 20.
: Si tú lo tienes, dámele que yo le llevaré conmigo. Y eso era a fin de contemplar y venerar aquellas manos y pies tan cruelmente heridos,
Foderunt manus meas et pedes meos
, y esa fue la causa, dice
San Gregorio
:
Amoris sui signe accesa, eius quem ablatum credidit, ardebat desideriocc Greg. homil. 25 in Ioa.
, pues múdele entonces el nombre y si antes la llamó mujer, llámese en adelante María, mudándole el nombre en el de su santísima madre María
dd Amb. lib. 3. de virg.
:
María vocatur, nomen eius accipit, quæ parturunt Cristum
, y fue como si dijera: Mujer que tan enamorada está de mis huesos para venerarles y contemplar la fiereza de las heridas de mis manos y pies, razón será que se mude el nombre. No se ha de llamar mujer sola. Tan santa y tan pura parece que ha de ser como mi purísima y santísima madre María, pues ha de tener su nombre. Múdele, pues, el cielo el nombre a nuestra venerable madre y cuando es doña
Isabel de Rocaberti
en el siglo, sea
Hipólita de Jesús
en la religión; porque la mayor parte del encono de sus finezas y el fervor de sus cariños ha de ser la contemplación de los sagrados huesos del salvador, después que le inspiró (por los acueductos de la oración) que escribiera este libro de sus huesos. Y lo hizo con tanta eficacia como si fuera hija de ellos mismos. Allá decía
el Poeta
:
Exoriare aliquis nostros ex osibusee Virgil., Aenei.
. ¡Oh felicidad suma la de la venerable
madre
Hipólita de Jesús
en tener por blanco de sus cariños los huesos de su Redentor! ¡Y oh desventura formidable para quien se olvida de ellos!
Yo entiendo que la mayor desgracia que arrastró al sepulcro de su fatalidad al más valeroso de los siglos, el nazareno
Sansón
, y a quien si miraron los filisteos en un tiempo como trofeo, tímido, ya le despreciaron después con irrisión como ciego, consistió porque tenía sus fuerzas y las libraba en la hermosa melena de sus cabellos, cuando todos los hombres tienen sus principales fuerzas en los huesos.
Sansón
, poco advertido, libró sus confianzas en los cabellos, sepultando al olvido todo el amor de los huesos. Pues no hay que extrañar experimente el mayor ahogo
[f. 9v]
perdiendo la vida en la falsa almohada de su engañado amor, pero quien sabe tan a lo discreto olvidar los cabellos (profano adorno de la cabeza) por atender a unos sagrados huesos, llegue a la más alta cumbre de la dicha. Cortose los suyos la señora doña
Isabel de Rocaberti
cuando había de entrar en la religión: menosprecie aquella madeja rubia de sus cabellos llevando en cada cabello una alma (aunque lo ponga a pleito la filosofía); en cada rizo, una estrella y todo un sol en las trenzas, porque era un cielo animado de hermosura en los once años de su edad cuando entró en la religión. Y los once años en ella parecían once cielos en quien resplandecía el vistoso iris que anunciaba las felicidades de la ilustre casa de Rocaberti. Echose un cendal al rostro y cortose los cabellos y si en estos están representadas la ambición y vanidad, a entrambas por despojo de su virtud se las puso a sus plantas, pues no deseaba otro en la religión sino que sus hermanas las religiosas la pisasen.
No quiso en esta parte seguir el necio dictamen del nazareno
Sansón
, sí del sansón catalán el muy reverendo padre maestro
fray
Raymundo Sansón
, hombre doctísimo y santo, del orden de santo Domingo, su padre espiritual y confesor. Pues si en sentir de
san Jerónimo
ff S. Hieron. de nomin. Hebr.
,
Sansón
es lo mismo que
sol solis
, o
lux lucis
, sol del sol o luz de la luz, el muy reverendo padre
fray
Raymundo Sansón
era un sol para otro sol, una luz para otra luz y un
Sansón
para otro
Sansón
. Y así las luces de la venerable madre y sus virtudes se traslucían en su padre confesor y eran los mayores créditos que abonaban su perfección, pues como dijo
Casiodoro
:
Semper in semine sunt fructus, et quidquid a divinitate meremur de felici prole colligiturgg Casiodor. lib. 9. epist. 23.
. Siempre las glorias de los hijos redundan en los mayores créditos de sus padres.
Sansón
fue también en esta conformidad para otro
Sansón
, pues fue sol para otro sol y fue luz para otra luz.
Sansón
dije que fue la venerable madre, imitando en algo a aquella columna fuerte de la república hebrea, pues si
Sansón
de los huesos de la boca de un león muerto sacó la dulzura para su regalo,
Et de forti egressa est dulcedohh Iudic. cap. 14.
, también la venerable madre del león muerto de la tribu de Judá, que es Cristo, de sus huesos sacó todos los regalos de su alma, para que yo diga con el sabio
ii Proverb. 16.
:
Dulcedo animæ sanitas ossium
.
Fueron toda la dulzura del alma de la venerable
madre
Hipólita de Jesús
[f. 10r]
la memoria de los huesos de Cristo y su libro, el pasto de los ingenios y toda la gloria que timbran los ilustres blasones de esta gran casa. Pues, en sentir de
Séneca
, era costumbre de los romanos, para declarar su nobleza, poner en los umbrales de sus puertas los nombres y los huesos de sus mayores y antepasados por trofeos ilustres de las familias, y en esta razón se fundaba el jurisconsulto en la ley donde se prohíbe la venta y la enajenación de una casa solariega y noble:
Quia moris erat apud Romanos
(decía el cordobés ingenioso)
ossa et nomina familiæ sua longo ordine alligata, in prima parte ædium collocare
; eran los huesos todo el trofeo de las familias romanas y a esto parece que aludió
Virgilio
diciendo que este nombre, huesos, es lo mismo que gloria de una familia:
Ossaque nomen Hesperia in magna, si qua est gloria, signat
.
Corone, pues, este libro de los huesos de Cristo señor los heroicos blasones de esta casa adelantando sus triunfos, pues como dijo el Espíritu Santo:
Bona fama impinguat ossa
. La fama y buen olor de las virtudes de la venerable
madre
Hipólita de Jesús
dio muchos aumentos de gloria accidental a estos soberanos huesos, pues realzando
Cornelio
a
Lapide
dijo:
Bona fama non solum impinguat ossa audientium, sed etiam ipsius virtute praediti, de quo est fama
. No solamente tienen aumentos los huesos de los oyentes, sino también de aquellos cuyas proezas se engrandecen y se subliman.
Muchas son las proezas y coronas de esta ilustre familia de Rocaberti, como difusamente lo refiere el docto
Dromendari
3Se refiere a José Dromendari, Árbol genealógico de los Vizcondes de Rocaberti, Génova, 1676, BNE : 2/9029.
: pero la más refulgente es, sin duda la venerable
madre
Hipólita de Jesús
. De la estrella corona dice
Ptolomeo
que los Astrólogos, por su mucha hermosura, la llaman
Pupilla Coeli
, niña de los ojos del cielo, y es ella la corona del Cielo a un mismo tiempo: no solo porque con sus luces está aplaudiendo a su criador, según lo de
Jeremías
:
Non tacent pupilla ovuli tui
, sino porque a los crepúsculos de la mañana y tarde amanece con un manto negro de sombras, cuando su vestido es todo de brillante plata. Y así es propia imagen de una Religiosa
[f. 10v]
dominica y también porque la venerable madre, aunque anciana en la edad, era niña tierna de los ojos de Dios por las ternuras con que hablaba a su divino esposo y a su santísima madre, pues entrambos la trataban como la niña de sus ojos. María santísima, regalándola con destellos de leche de sus nevados pechos y Cristo, como niño llorando en sus brazos. Sea pues nuestra venerable madre la estrella
corona
, que es la niña de los ojos del cielo porque engrandece y sublima los mayores maravillas de Dios en su libro; y es también la corona del cielo del gran patriarca
Domingo
, su padre, sin dejar de ser la corona del cielo de su casa porque es cielo por el cuarto de los castros, brillante entre sus estrellas y coronas.
¡Oh, pues, felicísima familia de Rocaberti, familia eres de mucha estrella!, pues logrando tan ilustre matrona religiosa como la venerable
madre
Hipólita de Jesús
, mina fecunda que fue de virtudes tan heroicas y fértil emporio de las más resplandecientes letras, como se reconocen en este libro, de quien diría yo lo de
Ovidio
:
Singula quid referam? nihil non laudabile vidi
. Todo él es un milagro de sabiduría, pues toda su erudición no parece otro que celestial e infusa. Con esto has llegado a la mayor felicidad, dándome a mí ocasión para que de las raras virtudes y maravillas y perfecciones de la venerable
madre
Hipólita de Jesús
diga lo que a otro intento dejó escrito la angélica pluma de
Tomás
hablando con la
duquesa
de Brabante
. Estas son las palabras, que son dignas de atención:
Illustris et religiosa domina, Deo gratias, qui vestro cordi tantarum virtutum semine inspiravit
. Pues teniendo aquella matrona parentesco (que es lo más cierto) con la casa de Rocaberti, puedo yo aplicar muy del caso todos estos elogios y alabanzas a la venerable Madre y mudaría solo (con licencia del ángélico maestro) el
Deo gratias
y leería de esta suerte:
Illustris et religiosa domina, GRATIA DEI, qui vuestro cordi tantarum virtutum semine inspiravit
. Pues este soberano blasón y renombre de
Gratia Dei
es trofeo y timbre de esta nobilísima casa y de este eruditísimo
[f. 11r]
libro. Y así juzgo deben eternizarse sus escritos en la prensa, así para la mayor gloria de Dios como para reformación de costumbres y aprovechamiento de quien lo leyere. Datt.
Val. [Valencia]die I Martii 1679
.
El
Doctor
Juan Bautista Cas y Ribera
,
vicerrector
de
san Juan del Mercado
[f. 11v]Licencia del Ordinario
El
Doctor
don Marco Antonio Alcaraz y Pardo
,
presbítero
,
protonotario apostólico
,
juez
de la nunciatura de
España
, y por el ilustrísimo y excelentísimo señor don
fray
Juan Thomas [Tomás] de Rocaberti
, por la gracia de Dios y de la santa sede apostólica,
arzobispo
de
Valencia
, del consejo de su majestad,
prelado doméstico
asistente de nuestro muy
santo padre
Inocencio papa XI
en la presente ciudad y diócesis, en lo espiritual y temporal oficial y vicario general, etc. Por la presente doy licencia para que se pueda imprimir un libro de la venerable
madre
Hipólita de Jesús y Rocaberti
, intitulado
Tomo primero de los sagrados huesos de Cristo
, atento a que no tiene cosa alguna contra nuestra santa fe católica y buenas costumbres, conforme consta por la aprobación de dicho libro que hizo el reverendísimo padre don
Juan Bautista Arata
, clérigo regular, consultor de la sagrada congregación de Ritus, a quien fue cometida la revisión y censura que va adjunta con esta nuestra licencia, por orden de la misma sagrada Congregación. Dada en
Valencia
, a
8 de marzo, de 1679
.
Doctor
Marcos Antonio de Alcaraz,
vicario general
Imprimatur
Rodrigo, R. F. A.
[p. 1]Prólogo de la venerable
madre
Hipólita de Jesús y Rocaberti
.
In nomine Jesu.
§ I.
Como a esta religiosa de la orden de nuestro padre
santo Domingo
, de la cual se han escrito otros libros, algunos días antes de la admirable ascensión de nuestro señor Jesucristo a los cielos, como nos lo representa nuestra madre la santa iglesia, por más de tres veces, habiendo comulgado, le parecía que el mismo Jesucristo que había recibido en el más íntimo centro de su pobrecita alma le aparecía crucificado, como si en aquella misma hora lo judíos lo hubiesen puesto en la cruz y le decía con mucha eficacia:
Foderunt manus meas et pedes meos, et dinumeraverunt omnia ossa meajj Psal. 21, n. 18. Aparécesele Christo curcificado y la dice a su sierva escriba este libro.
. Y junto con esto le inspiraba que escribiese en alabanza de sus sacrosantos huesos. Y después de más de tres comuniones que esto mismo pasó, lo comunico a su confesor
[p. 2]
, el cual le respondió que escribiese y obedeciese a la íntima inspiración del señor y ella se humilló al parecer del padre confesor, como en las demás cosas tocantes a la salud de su alma. Y después pasados muchos días de oración sobre el caso, por sentirse indigna de poner su mano en obra tan alta y dificultosa, dilataba el escribir; empero continuando la dicha santa inspiración en la comunión y en la oración, y precediendo el consejo de su confesor, lo puso por obra. Verdad es que, como dije, pasaron muchos días, que fueron desde la ascensión de Cristo a los cielos y pasada la octava del Corpus Cristi hasta el día del apóstol
san Pedro
, el cual día puso en ejecución esta obra y comenzó este libro. Y también que entre tantos días tuvo más calentura de la ordinaria y mayor indisposición del estómago que solía. Y como el demonio no duerme, en este tiempo le trujo muchas tentaciones que no lo hiciese, diciéndola
kk Procura el demonio disuadirla para que no escriba.
: Mira que ya eres vieja, cerca de los 70 años, y siempre con calentura y tan enferma del estómago que te hará grande daño y será temeridad y acabarte la vida, siendo homicida de ti misma; y no saldrás con ello siendo tú la misma ignorancia; y sería grande tu atrevimiento, cuando los doctos que tienen partes para ello no escriben sobre esto, que tú te atrevieses no teniendo ningunas partes; deja de hacerlo, que demasiado has escrito, lo cual nunca saldrá a luz. Y como ella de su natural fuese tan melancólica, se turbó y entristeció y, para su alivio y consuelo, fuese a Jesús crucificado y el testimonio que le daba su propia consciencia le dijo llorando y delante del santo sacramento: Señor, vos sabéis cómo desde el primer libro que escribí, hasta ahora, nunca pretendí sino vuestra honra y gloria, y que todos los cristianos os amasen mucho y sirviesen, y que nunca hice nada sin el parecer del confesor docto y temeroso de vos, que nunca deseé que se supiese mi triste nombre, ni en vida ni en muerte ni aun después de muerta. De lo que el demonio dice, que nunca saldrá a luz, por lo que toca a mí no se me da nada, pues no pretendo interese ninguno, porque conozco no merecer sino mil infiernos; solo deseo agradaros, y serviros y cumplir vuestra divina voluntad, así en el tiempo como en la eternidad, solo porque vos sois digno de ser amado y obedecido.
§ II.
Un día de estos, en que le demonio la molestaba no escribiese, estando ella arrodillada delante de la imagen de la Concepción
[p. 3]
de la Inmaculada virgen María, que está en el coro en un grande retablo y muy lindo, diciendo esta su indigna sierva el cántico de la magníficat por obligación, en aquel verso
ll Notable favor de la virgen santísima a su sierva en orden a sus escritos.
:
Et misericordia eius à progenies: timentibus eum
, la dijo la virgen María en lo más íntimo de su corazón:
“No temas, porque tus escritos irán de generación en generación y Dios hará misericordia a los que le temen”
. Ella se humilló mucho oyendo esto y sintió muy de verdad no merecer sino el infierno por sus pecados. Verdad es que quedó muy quieta y consolada en Jesús crucificado y en su bendita madre la virgen María, que sabe y puede pucho consolar.
Otro día, como esta religiosa anduviese por el dormitorio razonando con el ángel de su guarda, diciendo:
Angele Dei, qui custos est mei, me tibi comissam pietate superna, hodie salva, rege et gubernamm Antiph. de S. Angelo Cust
. El ángel la respondió:
“No solo yo te guardare a ti, sino también guardaré todos tus escritos hasta el último día del universal juicio, y los ángeles ruegan y rogarán a Dios por ti te ayude en todo lo que te queda por escribir”
. Esta religiosa se admiró mucho de esto y quedó consolada y quietísima, con gozo. Y después lo dijo a su confesor que juzgase esto muy bien. El cual le respondió no reparase en las dificultades, que siguiese la interna inspiración de Dios que tenía en las comuniones y oración; y que pues no la movía sino la honra de Dios, que su divina majestad le ayudaría. Y recibida esta bendición de su confesor, se fue muy quieta y humildemente le rogó que le hiciese caridad de encomendarla muy de veras a Dios, porque confiaba mucho en sus sacrificios y oraciones, que sin duda le tenía por muy grande siervo de Dios y en mucho crédito, temor y respeto, que, como dice muy bien la
santa madre
Teresa de Jesús
, importa mucho el tener crédito y sujeción al confesor por no ir errada en los ejercicios espirituales. Y todo esto sea como prólogo, pues dice que el intento que se tiene en este libro es todo en alabanza, amor y veneración de los sacrosantos huesos del señor Jesús, salvador del mundo:
Cuius laus, honor nunc et in diem æternitatis, Amen. 3. Se refiere a José Dromendari, Árbol genealógico de los Vizcondes de Rocaberti, Génova, 1676, BNE : 2/9029.