Título
Viage al interior de China y Tartaria hecho en los años 1792,1793, 1794 por el lord Macartney Embaxador de S. M. Británica cerca del Emperador de la China.... recopiladas de los escritos del Lord Macartney, de los de sir Erasmo Gower ... por sir Jorge Staunton ...; traducido al español con notas P.D.M.J.L
Autor
Luzuriaga, María Josefa (trad.)
Datos de la edición
Sancha
Madrid
1798
413 pp.; 8º
Fuentes
Información técnica



PORTADA DEL EJEMPLAR

SigloXVIII/luzuriaga1798.jpg


[h. 1r]

Viaje al interior de la China y Tartaria

[h. 1v][En blanco] [h. 2r]

Viaje al interior de la China y Tartaria, hecho en los años 1792, 1793, 1794 por el LordMacartney, embajador de su Majestad Británica cerca del Emperador de la China,

con la relación de esta embajada, la del viaje emprendido en esta ocasión por los navíos el León e Indostán y noticias circunstanciadas y muy curiosas sobre las colonias españolas, portuguesas y holandesas, en donde han arribado estos navíos.

Recopiladas de los escritos de Lord Macartney, de los de sir Erasmo Gower, comandante de la expedición, y de otras personas agregadas a la embajada.

Por sir Jorge Staunton, de la Sociedad Real de Londres,secretario de la embajada de Inglaterra y Ministro Plenipotenciario cerca del Emperador de la China. Traducido al español con notas P. D. M. J. L. [ María Josefa Luzuriaga ] En Madrid:en la imprenta de SanchaAño de MDCCXCVIII [1798]
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Advertencia del traductor

Entre tantos y tan excelentes viajes como en esta época se han publicado en Europa hay muy pocos que sean de universal entretenimiento y utilidad. Por la mayor parte unos están consagrados a la descripción de jeroglíficos, pirámides y otros objetos de la remota antigüedad que solo pueden interesar a los iniciados en sus misterios; otros pintan países incultos y salvajes donde el hombre, puramente reducido a las necesidades físicas y apenas distinto del bruto, forma siempre un paralelo uniforme muy poco interesante y variado; y si ha pintado alguno una u otra nación civilizada, suele ser de costumbres análogas y semejantes a las [p. ii] nuestras, que carecen de la extrañeza y novedad, poderosos incentivos de la curiosidad humana.
Así, viendo la afición que muestra el público a este género de escritos, y deseando satisfacerla en uno que sea instructivo y agradable a las personas de todas clases, no ha encontrado el traductor obra más a propósito que la de sirJorge Stauton, por contener la pintura más hermosa y peregrina que puede presentarse.
En ella contemplará el lector un pueblo antiquísimo, civilizado, pacífico y humano, donde la dulzura de carácter y severidad de las costumbres hace casi inútiles las leyes, y éstas se ocupan más de precaver los delitos que de castigarlos; donde hay casi todas las comodidades, lujo y placeres de nuestras grandes capitales, sin los inconvenientes y corrupción [p. iii] que en éstas arrebatan; que honra la agricultura, hace su principal estudio de la moral y de la historia, cultiva las artes y las ciencias y, lo que maravilla más, halló la brújula, pólvora e imprenta; y había llegado al más alto punto de civilización cuando a Europa cubrían todavía las tinieblas de la ignorancia.
No obstante, aún no teníamos una historia fidedigna de nación tan interesante, pues aunque las relaciones de algunos viajeros que han podido internarse en ella concuerdan en que las producciones del suelo e inventos de las artes, la política constante de su gobierno, el idioma, costumbres y opiniones del pueblo, las máximas de moral e instituciones civiles y, finalmente, el orden y tranquilidad que reinan en el estado son maravillosos; sus noticias, sin embargo, son contradictorias y sospechosas, ya por la dificultad [iv] que hay de adquirirlas ciertas y exactas en un pueblo y gobierno tan suspicaz y reservado para con los extranjeros, ya porque, siendo misioneros o comerciantes los viajeros, consideraban los objetos según se los presentaba el interés o el celo.
Solo sirJorge Stauton ha podido componer una relación fiel y auténtica, pues las noticias de que se vale han sido recogidas por sabios libres de preocupaciones y sin más interés que el descubrimiento de la verdad y adelantamiento de las ciencias. Por otra parte, la autoridad del Embajador a quien iban agregados, siendo el primero nuestro autor encargado de componer esta historia y condecorado con el título de Ministro Plenipotenciario de la embajada; el magnífico regalo que de parte del Rey de Inglaterra llevaron al Emperador de China y las ventajas [p. v] que propusieron a este soberano en el tratado de comercio que proyectaban les concilió de tal modo su benevolencia y de los ministros de estado que, dejando su acostumbrada reserva, les franquearon todos los datos y documentos que quisieron sobre la población, agricultura, artes y otros objetos dignos de observarse.
Pero no está solo en la exactitud de las noticias el mérito de la obra de Stauton, sino que la cualidad e importancia de ellas y el estilo con que están referidas la constituyen de una recreación y utilidad incontestables. Baste decir que en Londres[p. vi] y París es el libro de moda y su autor conocido en las academias de Europa por su mérito literario. Usa por lo común de un estilo claro, sencillo y elegante, que se reviste del colorido de los objetos que va encontrando. Así, es pintoresco en la descripción de países, montañas, volcanes, precipicios, etc; en la pintura de las costumbres pausado y grave; enérgico y vigoroso en la reprensión de los abusos que ofenden a la humanidad, usando con los que no pasan de ridículos del chiste sazonado. En las descripciones de plantas y animales extraños, minerales y otros objetos de historia natural no usa de aquel aparato científico con que oscurecen otros sus relaciones y se hace entender de todos sin faltar a la exactitud y análisis que exigen los sabios.
Constante observador de cuanto se presenta a su vista, no hay objeto que no [p. vii] merezca su atención y que no describa. De manera que, con la lectura de su viaje, apenas queda qué desear acerca de la China y de ella pueden sacar todos mucho provecho y utilidad: el marino, por las muchas observaciones geográficas y náuticas que contiene e islas de que no había noticia alguna que le indica, ya para detenerse y hacer aguada en ellas, ya para evitarlas; el hombre de estado, por los datos políticos y morales que hallará dignos de reflexionarse; el economista, por las observaciones y descubrimientos que notará en materia de artes, agricultura y comercio; y el simple curioso, por la multitud de hechos y costumbres extrañas, usos, trajes y otros objetos raros y peregrinos que le dejarán instruido y embelesado.
Algún tiempo después que se publicó el Viaje de sirJorge Stauton, sa- [p. viii] lió en París otro de la embajada holandesa a la China por André Van-Braam Houckgust, apreciable por la exactitud con que refiere cuanto ha podido ver de interesante en la China, siendo de advertir que todo lo que dice acerca de los objetos vistos por los ingleses prueba la fidelidad de lo que refiere sirJorge Stauton. Pero los holandeses no han estado en muchos parajes que eran nuevos para los europeos y los han recorrido los ingleses. Además, la poca consideración y aprecio que los holandeses han merecido de los chinos no les han permitido hacer tantas observaciones como los sabios y artistas que iban con la embajada inglesa. Sin embargo, Van-Braam trata con más individualidad acerca de la cultura, canales e interior de Zehol, como quien ha residido más tiempo que Stauton en este lugar; por consiguiente, [p. ix] presenta materia a algunas notas interesantes, que me propongo darlas al fin de la obra por vía de suplemento. Ésta contendrá cinco tomos, con tres mapas necesarios para la inteligencia de esta historia, tres retratos, esto es, el de LordMacartney, del Mandarín de Turon y emperador de la China y una estampa del Neptuno chino.
En orden a esta traducción diré solamente que he procurado, en cuanto me ha sido posible, trasladar las ideas del original con la exactitud más escrupulosa y acerca de muchos nombres técnicos y de producciones naturales he preferido conservar los de su origen que desfigurar su uso y calidad sustituyendo otros familiares o extraños entre nosotros y que jamás darían una idea justa de los objetos. Todos saben que el apurar estas materias solo pertenece a una enciclopedia, y aca- [p. x] so en las que conozco no se hallan. Finalmente, me propongo examinar estos objetos según ocurrieren en esta traducción.
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Prólogo del autor

Esta obra ha sido compuesta por satisfacer la curiosidad del público. Las razones que habían determinado a enviar una embajada a la China, los preparativos que pudieron hacerse con este motivo, el rumbo que siguió el Embajador, los países que visitó, sus negociaciones; todo lo excitó en tal extremo que el gobierno tuvo por conveniente acceder a su instancia. Persuadido pues que la compilación de este viaje no podría confiarse más que a un sujeto instruido desde el origen de las particularidades que tenían relación con él y testigo de todos los [p. xii] sucesos consiguientes, se sirvió comisionarme.
Viendo la seria obligación en que me comprometía semejante confianza, me esforcé en cumplir con ella con todo el celo que me permitía mi quebrantada salud. Sabía, además, que el trabajo de los artistas ocupados en los mapas y estampas que acompañan a esta obra me permitirían disponer del tiempo para evitar el retardo. En fin, espero que los motivos que me han empeñado en escribir este viaje me harán digno de más benigna aceptación que si la hubiese publicado por movimiento propio y con solo la persuasión que mi ingenio literario me daba el derecho de hacer frente a la severidad de los críticos.
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Viaje a la China

Capítulo primero

Motivos que han determinado a la corte de Londres a enviar una embajada a la China.

Se ha notado, con razón, que las empresas y sucesos de una clase tan poderosa y extensa como es el comercio en Inglaterra llaman siempre la atención del gobierno e influyen en la mayor parte de sus operaciones...
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Tabla de los capítulos del tomo primero

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[p. 413][p. 414]

Erratas

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