Juan Francisco Andrés de Uztarroz, Certamen poético que la Universidad de Zaragoza consagró al arzobispo D. Pedro de Apaolaza en 1642, según el manuscrito E. 41-5.943 de la Biblioteca Rodríguez-Miñino/Brey, introd. de Aurora Egido, estudio codicológico y transcripción de Ángel San Vicente, Zaragoza: Institución Fernando el Católico, 1986.
Manuscrito titulado: Certamen poético que la Universidad de Zaragoza consagró a la munificencia y liberalidad del ilustrísimo y reverendísimo señor arzobispo don Pedro de Apaolaza por haberla ilustrado y ennoblecido con la fundación de las cátedras de Filosofía en cuyo nombre lo ofrece y dedica el doctor Juan Francisco Andrés. El evento se celebró entre el 27 de mayo de 1642 y el 27 de mayo de 1643, probablemente hacia las vísperas navideñas de 1642.
2º certamen, canciones.:
“Doña Teresa Oliván escribe
con invención aguda e ingeniosa
de su canción las líricas estanzas,
pero Astrea, atendiendo a sus balanzas,
que la premien prohibe;
porque con arte poco primorosa
transposiciones demasiadas usa:
mas serenen las iras de su Musa
—si las despiertan causas semejantes—
las olorosas flores de unos guantes.” (p. 184)
3º certamen, octavas:
“Desdeñosa, no recate
de unos guantes a las flores
de sus manos las mejores,
Catalina de Albalate;
que, si premio merecía
de más alta calidad
de sus versos la igualdad,
la gala, la bizarría,
su modestia religiosa
sepa que no hay suficiente
premio a quien tan igualmente
es entendida y hermosa.
Doña Juana, a quien el nombre
de Sánchez y Acuña honora
con su dulzura sonora
no hay atención que no asombre:
por parecer algo llanas
sus rimas no se han premiado;
Apolo tendrá cuidado de sus prendas soberanas” (p. 192)
4º certamen: sonetos[1]:
“Doña Mariana de Mur
y Catalina Albalate,
aunque pródigo dilate
sus perlas el Mar del Sur,
a sus versos sobernaos
no hallarán premios bastantes:
y así, lleven unos guantes
de flores las de sus manos.
De Francés doña María
y de Acuña doña Juana
—con cuyos ingenios gana
esplendores la Poesía—
dos sonetos singulares [p. 200]
de elegancia escribieron
y por ellos merecieron
de guantes otros dos pares.
Muestra doña Tomasina
Calvo extraña perfección;
y doña Isabel Ramón
agudeza peregrina
en sus sonetos, que solo
les dará premio no escaso
por musas de su Parnaso,
coronándolas Apolo (pp. 199-200)
6º certamen: jeroglíficos[2]
“Píntanos doña Mariana
de Mur al Amor alado
con arco y flechas armado
y con gracia soberana
en lo escrito se ha extremado;
al ingenio precedente
igualó en todo, y tuviera
lugar y palma primera,
si, en el juicio, conviniente
saberse los nombres fuera:
de holanda las cuatro varas
hoy los jueces la conceden,
y aplausos mil con que queden [p. 219]
premiadas gracias tan raras,
pues de otra suerte no pueden” (pp. 218-219)
7º certamen, Glosas a una cuarteta[3]:
“Doña María Francés
glosó, discreta y bizarra,
con agudeza navarra
y espíritu aragonés;
asentó iguales los pies
su modesta compostura:
conque guantes se asegura;
más premio no puede ser,
que no premia a su entender
sino sola su cordura.
Merece doña María
Pérez de Oliván también
dos guantes y el parabién
de su aguda bizarría:
sigue con dulce porfía
de los pies los puntos juntos;
mas, llamemos los asuntos
no se defraude su fama,
porque, de pies y con dama,
no se puede hablar de puntos. [p. 228]
De Catalina Albalate
mostró la interpretación
en el verso, erudición;
en el ingenio, quilate:
también lleva guantes; trate
el premio con mucho amor
y prevenga al portador
un regalado refresco,
que hay muy grande parentesco
entre el premio y el favor.
Justa de Silves Ricarte
escribe en sustancia y modo
tan bien, que el certamen todo
se engrandece con su parte:
de las que Apolo reparte
una gala su eficacia
goce; mire si le agracia
o apele, si no le ajusta
a su nombre, que si es Justa,
no puede faltarle gracia.” (pp. 227-228)
[2] El segundo primero fue para la mujer.
[3] Solo se edita una glosa de mujer, pero se mencionan varias más.