ACADEMIA QUE SE CELEBRÓ EL DÍA DE PASQUA DE REYES, SIENDO PRESIDENTE DON MELCHOR FERNÁNDEZ DE LEÓN, SECRETARIO DON FRANCISCO DE BARRIO Y FISCAL DON MANUEL GARCÍA DE BUSTAMANTE. AÑO MDCLXXIIII.
Pide una dama confites y doña azar confitado. Leyóse por de una dama incógnita y después se supo ser doña Sebastiana Cruzate.
Assumpto de la Academia
Romance
Con sus vozes de clavel,
graciosa pidiendo Filis
confites, la dan azar
confitado a sus jazmines.
El dulce, pulido emboço
florido, agraciado chiste,
solfa en almívar te dieran
si pidieras alfeñique.
Quanto recata el emboço
exterior afecto dize
porque la voz del buen aire
el aire sin voz la explique,
juguete de la fortuna
que dulzemente predize
transformados a influencias
en azares los anises.
Venus golosa, si quieres
candecidamente a Chipre,
pide flores y verás
confitados tus jardines.
Si buscas de azúcar piedra
los Escilas y Caribdis,
en almívar surcarás
los piélagos de Anfitrite.
Por persigos candecidos
equivocando melindres,
sospecho te dé tu amante
cubiertas monas-matrizes.
A fragancias del buen gusto
el emboço, que te assiste,
deshojando en los primores,
explica más tus abriles.
En tiestos e tus ventanas,
reparte el florido chisme
que lindos naranjos chinos
tendrás en barros de Chile.
Agraciado fue el impulso
del movimiento apacible,
siendo tu mano açuçena,
reciba lo que recibe.
Quexosas quedan las flores,
y dizen los alelíes,
que a Génova por tu mano
irán porque las confiten.
Si fuera tal confitada,
fuera una cosa terrible,
que el azar con el christal
se enciende, y no con salitre.
Oh, tú, florida señora,
con tu dulçura me assiste,
o son tu nombre, porque
digan, que acabo con Filis.
(ff. 42r-43r)
Bejamen con que dio fin a la Academia Don Manuel García de Bustamante, fiscal de ella
(…) y assí prosiguieran hasta ahora si no huviesse llegado una dama, adornada de sus prendas y coronada de su ingenio, a quien no pudimos conocer, la qual preguntó al señor don Francisco a qué número tocava la Academia y respondióla cortesanamente “a todos, porque de todos los números se compone”, “Y dígame v.m. -añadió- ¿tienen derechos?” “Sí, señora, -dixo-, que en la Academia no se haze tuerto a nadie, pero no se cobrarán de v.m., porque vendrán con testimonio de regalo”. “Así es, señor mío, con que v.m. puede mandar que me den el despacho que corresponde a mi musa”, como lo executó el señor Alcaide promptamente en esta redondilla:
Passe en todo libremente
la Academia, que es razón,
supuesto que viene
con testimonio de presente.
Íbase con esto la señora emboçada, pero yo saliéndola al paso (porque me importava como fiscal el conocerla) la detuve y supliqué me dixesse quién era a quien devía tanto cuidado, trabajo y influencia en la Academia. A que con gracioso ademán me respondió: “Yo soy la dama Incógnita del Azar confitado, que son las señas que le puedo dar de mi persona. Y si acaso lo pretende saber, señor fiscalito, para bejarme, oiga la regla de hazerlo en esta copla:
Quando alguna dama escriva
incógnita ha de bejarla
dexando el chiste al silencio,
que assí se bejan las damas”.
(ff. 58v-59r)