Certamen poético que celebró la hermandad de los escrivanos reales de la ciudad de Granada (1663)



CERTAMEN POÉTICO QUE CELEBRÓ LA HERMANDAD DE LOS ESCRIVANOS REALES DE LA CIUDAD DE GRANADA A LA PURÍSSIMA CONCEPCIÓN DE N. SEÑORA EN EL CONVENTO DE S. ANTONIO ABAD DE RELIGIOSOS DEL TERCERO ORDEN DE N.P. SAN FRANCISCO, GRANADA: IMPRENTA REAL DE FRANCISCO SÁNCHEZ, 1663.

ASUNTO 3º: REDONDILLAS

Segundo lugar tuvo en este assunto la señora doña María Iosefa del Castillo y Ocón, primera musa, que hace dézimo el número de las nueve; y no acierto del primero lugar le a puesto en el segundo, sino que en el mayorazgo de Apolo son primero llamados los varones y yo tengo por mejor este puesto, porque en las comunidades el que va a lo último es el superior y assí calle mi vexamen, que a las damas que sacan su poesía no les é de dar yo por la suya y el aplauso de sus acierto mejor que con mis vozes le ponderaré con sus redondillas, que son las siguientes:

En afectos permanente,
ilustre ciudad, las aras
de MARIA siempre claras
viven en ti reverentes.
Porque como te coronas
de su nombre esclarecido
quanto está más bien servido
tanto más poder blasonas.
Tanto repentinamente
olocausto generoso
el afecto haze glorioso
quanto la deidad luziente.
Y en la sagrada ceniza
no luze tanto la llama
como la fe que la inflama
y el ardor que la eterniza.
Pues el holocausto sumo
conforme a un tiempo se ve
gravar misterios la fe,
luzir afectos el humo.
Entre todas las ciudades
que el sol con sus rayos gira,
o tardo o veloz, no mira
otra de más calidades.
Mas tu mayor calidad
executoria MARIA
pues nunca en su claro día
permites obscuridad.
Con que logrando el deseo
que por eterno propones
en los que le das blasones
te buelve el mayor trofeo.
Tú eres tu concepción
el polo donde se mueve
contra en cherubín aleve
la más leal deducción.
No porque mude su ser
contra el orden natural
que su ser no tiene igual
que la iguale a otra muger.
Sino porque el ser villano
no es el cielo de María,
pues siendo aurora del día
que tienen sombra es llano.
Antes repetidamente
de la Virgen a la aurora,
en tu esfera, qualquier hora
es luz, es día, es oriente.
Con que su nombre eternizas
aun más allá de la esfera,
pues donde el sol no pudiera
tú a la Virgen solemnizas.
Tú, pues de esta esfera as mudado
a esto el pontificio sol,
siendo tu afecto el crisol
en que afinó su cuidado.
Tú, de los granos, no solo,
mas de la flor, de las ramas,
conviertes tu nombre en llamas
que alumbren al sacro Apolo.
Porque siguiendo a él,
solo en tu nombre blasone,
que ay laurel que le corone,
mas no ay como tú, laurel.
Si de los purpúreos granos
que tu pecho ardiente esconde,
con tantos tu amor responde
ardimientos soberanos,
Que mucho quede adornada
con tanto ardiente rubí
la concepción, pues assí
corona suya es Granada.

(ff. 17v-19r)

Llevóse la sortija en esta justa, con una esmeralda, y estas dos quintillas:

No es premio si he de dezirlo
un anillo a vuestro canto
Si bien no me maravillo
pues qualquier premio en quien tanto
merece fuera de anillo.
De vuestra mano el marfil
la esmeralda ocupe ya,
bien que un ingenio sutil
que es tan floreciente hará
la esmeralda del abril.

(ff. 19r-v)